Hola!
Para cerrar la semana les dejo un capítulo MUY spicy hot! 🔥
Ya saben el consejo habitual, si lo leen con gente alrededor, pues, a su riesgo porque está bastante on fire y muyyyyyyy detallado esta vez. Así que tendrán que leerlo tranquilamente o sacrificarse y leerlo más de una vez, jajaja
Si les gusta espero que me dejen algún comentario porque me costó mucho escribir este capítulo! 🙏🏻💥
Entramos en la recta final aunque todavía falta....
Que lo disfruten!
💥
Sergio se acercó a la puerta, no hacía falta saber quien estaba del otro lado, el perfume era inconfundible e igual de intoxicante. Solo ella podía lograr que la sangre en el cuerpo comenzara a hervirle de inmediato con solo olerla y sentirla sin tener necesidad de tocarla.
Hacía días que no sabía nada de ella y había temido lo peor. Perderla no era una opción y él había quebrado la regla inquebrantable una vez más, la de las relaciones personales, aunque con una pequeña modificación a la regla original. El problema no era tener relaciones, que de ese tipo tenían de sobra desde que se habían vuelto a ver sino hablar del corazón, de lo que sentían cuando el juego terminaba y de lo que ella no quería saber nada.
Él había dejado de jugar sin poder evitarlo y temía que ella hubiera dejado de jugar para siempre hasta que escuchó el golpe en la puerta y supo que aquel día no era el final.
Raquel entró a la casa, estaba seria pero hermosa como siempre.
- Llegó tu hora, Sergio Marquina – dijo Raquel sacando un par de esposas del bolsillo del abrigo.
Sergio bajó la mirada, la había jodido y él se había equivocado. Finalmente, el juego había terminado.
- Cuando menos me lo espere ¿no? – esbozó una sonrisa porque ella siempre había sido mejor que él. Volteó para que lo arrestara, pero ella caminó a su lado, cogió una de las sillas de la sala de estar y la puso en medio de la habitación.
- Siéntate. Te cansarás de esperar. – dijo Raquel con una suave sonrisa que parecía llevar la victoria escrita en aquellos delgados e irresistibles labios rosados.
Sergio la observó sorprendido mientras se sentaba acatando su orden. No estaba entendiendo bien ¿Para qué sentarse? le acababa de decir que lo arrestaría ¿Qué le quedaba por hacer más que llevárselo?
- ¿No tenías tanta urgencia porque te pusiera las esposas? – preguntó ella con seriedad en el rostro y firmeza en la voz.
Sergio bajó la mirada, había llegado el momento y ya no podía hacer nada más. Al fin y al cabo, se lo tenía merecido. Ya había disfrutado demasiado de su libertad y de hecho no había sido completa porque sin ella no había podido disfrutar realmente nada en esos dos últimos años.
– Las manos detrás del respaldo... Profesor – dijo Raquel acercándose a él mientras se colocaba detrás de la silla.
Sergio parpadeó y movió la cabeza. Llevó los brazos y las manos hacia atrás lentamente. Algo no estaba bien con el arresto. Además ¿lo acababa de llamar Profesor o era él que lo había imaginado? Era increíble la manera en la que una simple palabra con la que lo conocían todos podía encenderlo tanto saliendo de la boca de Raquel.
Sintió sus suaves manos cruzándole las muñecas y el ruido metálico de las esposas trabándose en el fierro de la silla hasta escuchar el famoso click que se producía al cerrarlas.
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Bad Habits
Fanfiction- 🔥🔞 Hacía tiempo que Raquel Murillo había dejado la policía y se había mudado de Madrid para empezar de cero después de no haber podido resolver el atraco a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. También hacía tiempo que él, Sergio Marquina, u...