002: Frágil cual porcelana.

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JiMin


Con mi estómago retorciéndose y devorándose a sí mismo al saber de antemano que yo no ingeriría comida, camino cerca de TaeHyung por los pasillos del edificio, distanciados del otro grupo. Jin hyung nos cuida de cerca de igual forma, atento e igual de consternado por la situación, mirándonos por sobre su hombro cada cierta cantidad de tiempo.

Al no creerles lo que habían intentado explicar en simples y groseras palabras, ellos insistieron con leve agresividad el que vayamos a ver todos el cadáver y cerrarnos las dudas de si se habia suicidado o no. De lo que estábamos de acuerdo todos, yo creía, es que estábamos en el mismo nivel de nerviosismo por la razón de que parecíamos ser los únicos que se habían percatado de lo sucedido.

Los únicos que yacíamos en el edificio, en realidad, pues el grito de Peach habia llegado solo a nosotros, gracias al viento y la posición de su oficina. Pero, el ruido del coche girando sobre su eje hasta quedar boca arriba como ahora lo visualizabamos mientras bajabamos las escaleras de la entrada de salida fue escandaloso. No había forma de que nadie hubiera notado semejante estruendo.

Subimos la velocidad y terminamos trotando con dirección al coche, pisando los diminutos restos de vidrios rotos, esquivando los metales pertenecientes a diversas partes del auto y observando nuestro alrededor por ese extraño aire que nos estaba incomodando a todos.

Como si estuviéramos bajo la mira todo el tiempo, en una ciudad aparentemente desierta.

─JungKookie, no.─ La voz de aquél rubio llega a mis oídos, por lo que volteo a ver que sucede con TaeHyung cerca de mí aún.

El castaño del ala oeste se queda parado cerca de nosotros, mientras el rubio ahora se acerca al auto que ha terminado de girar con sus ruedas hacía el cielo. Me acerco luego de señalarle a TaeHyung que permanezca en su lugar y el asienta, susurrándome que tenga cuidado. Jin permanece a su lado, seguramente inmerso en sus pensamientos intentando descifrar si esto es real o un simple invento de su mente enferma.

Mientras el pálido se acuclilla hacía las ventanas buscando al cuerpo desde ellas, pues están completamente rotas de forma que son casi inexistentes, yo doy una vuelta hacía la parte delantera del coche. Sabía que existía la posibilidad de que estuviera dentro, pero también podria haber salido disparado al chocar a tal velocidad.

Me lo confirmo a mí mismo cuando mis ojos encuentran a Peach en el suelo, con un charco de sangre fresca luchando por armarse a su alrededor. Esta tirado boca abajo, y su rostro no nos mira a nosotros ni al auto. Sin decir nada ni avisar todavía, doy un paso más hacía adelante buscando revisar que este realmente muerto o afirmar que todavía podemos deshacernos nosotros de él.

Sin embargo, cuando se remueve, mi cuerpo entero se congela y mis ojos se abren de par en par. Mi sistema completo preparado para salir huyendo en cualquier momento.

Oigo pasos pequeños que se acercan detrás de mí, pero no puedo voltear ni oir nada cuando Peach alza la cabeza en mi dirección. Lineas de color oscuro tan retorcidas y suaves se marcan por todo su rostro grisáceo, descendiendo por su cuello. De entre sus labios escapa un mismo líquido negro, como si su sangre siempre hubiera sido tan sucia, enfermiza.

Doy un paso hacía el costado, alejandome a pesar de estar en una buena distancia, cuando él posiciona sus manos contra el suelo. El sonido de huesos rotos me llega, pero ya no puedo distinguir de donde viene. Los latidos en la base de mi garganta me asfixian, y los ojos muertos y desorbitados de Peach no me observan a mí ya, sino más allá.

Tomandome no lo suficientemente desprevino, chilla, ronca y secamente, levantándose y corriendo hacía nosotros como si la poca vida que le queda dependiera de ello. Yo rehuyo a un costado, gritandoles a todos que está vivo y sigue siendo un puto loco de mierda.

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