JungKook
Nos prometimos mutuamente estar preparados para cualquier adversidad que se interpusiera en nuestro camino.
─ ¡Mierda! ¡¿Qué sucede ahora?!
─ ¡Clavos! ¡Clavos en el camino!
─ ¡Salgan, ahora! ¡Salgan del coche!
Queríamos creer que, mientras estuvieramos juntos, seríamos capaces de vencer cualquier cosa, porque desde «el día uno» así había sido.
La cabeza de Peach aplastada en el suelo por el ladrillo de JiMin, el tubo de metal que YoonGi usó para protegerme. El arma que ahora brillaba en la mano de SeokJin, con el caño caliente de las balas que salían disparadas hacía detrás de nosotros.
Todos aquellos objetos, olvidados y con nosotros, eran pruebas de eso.
─ ¡Va a explotar!
─ ¡Corran, rápido! ¡Más rápido!
Sin embargo, fallamos.
No importaba cuanto nos esforzaramos, todo continuaba su curso para volver a acorrarlarnos contra la espada y la pared, obligandonos a buscar la manera más desespera de huir por un poco más de aire. Por unos cuantos latidos de corazones vivos. Por un poco más tiempo con vida.
Y ahora, aquí estabamos, corriendo por nuestras vidas sin rumbo ni escondite a la vista. Lo único que sabíamos es que había una horda de muertos vivientes hambrientos y, nosotros eramos la cena perfecta que tanto estaban buscando.
Con mi mochila pesandome en la espalda y mi corazón lleno de temor, miré a mi alrededor, desesperado por saber que aún estabamos todos juntos. Pude oir la voz de Jin y YoonGi señalandonos que continuaramos corriendo, que no pararamos por nada del mundo.
Me asustaba mucho más el sólo creer que los perderíamos, pero aún así, me esforcé por seguir moviendo mis piernas por la ancha calle de asfalto. Los edificios altos, el eco de sus gritos y los gruñidos, estaban por todos lados.
─ ¡Tenemos que perderlos! ─ Oí a TaeHyung, más adelante de mí de mi lado derecho, gritar hasta dejarse la garganta en ello.
─ ¡¿a donde vamos?! ─ Pregunté, desesperado.
Miré el cuerpo veloz de JiMin desviarse hacía la izquierda, una calle más angosta que parecía llevar a la salida de lo que era el centro de la ciudad. Inmediatamente me desvíe detrás de él.
─ ¡Lado izquierdo! ─ La voz de NamJoon guió a los demás, y prontamente, me encontré corriendo a la misma altura que JiMin, buscando con desesperación un refugio, un lugar en el cual ocultarse de las bestias.
Entre mi respiración agitada, los latidos de mi corazón rebotando vívamente en mis oídos, ahogando de esa forma todos los pasos acelerados y los disparos intermitentes detrás de nosotros, comencé a creer que realmente estabamos pérdidos. No pérdidos como una vez lo habíamos estado en el pasado, en el instituto, o en todas las situaciones individuales que nos condujeron hasta él. Fuímos ilusos para tomar aquella como nuestra primera muerte, algo tan simple pero que el cerebro humano era demasiado temeroso de afrontar sin ser dramatico.
Ahora, esta era nuestra realidad, nuestra verdadera muerte.
La calle contigua a la que nos dirigimos con JiMin, guiando inocentemente a nuestros compañeros, se cerró delante de nosotros por un montículo de autosn acumulado uno encima de otro, cerrandonos completamente el paso. Con torpeza y las ropas desarregladas de tanto correr, nos detuvimos frente a él. Noté por los sonidos que JiMin continuaba buscando una salida entre el metal corroido y aplastado, algún pequeño agujero que nos dejara pasar al otro lado.
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DISERTED » BTS
TerrorSiete jovenes. Siete almas desiguales, quebradas, impregnadas por el dolor y que poseen grietas profundas que son dirigidas a cualquier dirección posible. Siete almas que yacen en un mismo polvoriento edificio, al cual creen poder llamar hogar. Su...