YoonGi
─ ¡No puedo creer que jamás me haya dado cuenta! ─ me reí, entrando en la habitación intentando no tropezarme con mis propios pies.─ ¿Siempre estuviste ahí?
─ Sip.─ Oí a SeokJin cerrar la puerta detrás de nosotros, mientras yo me quitaba los zapatos como podía.─ Incluso te recuerdo jugando basquet bajo la lluvia. TaeHyung y JiMin me regañaban por mojar mi suéter y parte de mi uniforme al volver; supongo que estar bajo las gradas no ayudaba a sobrevivir contra la tormenta mientras te observaba en modo acosador.
Volví a reirme, trepandome a la amplia cama de la habitación matrimonial, sobre mis rodillas y mis manos. Llegando a las almohadas, sentí un par de manos tomarme de los tobillos y arrastrarme hasta él, a lo que a mí aún se me escapó risa.
Miré el rostro de Jin que se inclinó sobre mí, soltando mis pantorillas y cambiando sus manos de lugar hacía mi cintura todavía escondida en mi sudadera. Sus dedos dibujaron círculos sobre mis costillas, y yo me encontré suspirando en sus labios, sin dejar de sonreír.
─ Pareces estar muy feliz.─ Me dijo, con su boca desvíandose de la mía para besar mi mejilla y mi mandíbula.─ me encanta verte sonreír así, escuchar tu risa.
Aferré mis manos a su espalda, hundiendo mis uñas en él con las prendas que separaban su piel de mi tacto, volviendome hipersensible cuando chupó mi cuello y yo me retorcí bajo su cuerpo.
─ quiero hacerte feliz, tan feliz, Yoon.─ murmuró en mi oído, provocando que yo mordiera mi labio inferior por la forma en que su voz se había vuelto segura, levemente grave, endulzandome completamente con sus confesiones.─ ¿Qué tengo que hacer para hacerte feliz, por siempre, uhm?
Con mi respiración irregular, sus manos adentrandose bajo mi sudadera y su boca ahora a centímetros de la mía, sus ojos brillaban por las luces cálidas de las lamparas de noche, como luceros en una noche de luna nueva.
─ amarme.─ confesé, porque yo ya lo sabía.
Quizás, desde que se acercó a mí y tuve la extraña necesidad de que me consolara, de que yo lo consolará, que tomara su mano. Aunque quería haber creído que solo era una situación hormonal, que era una tontería y que, por supuesto, jamás avanzaría a mayores.
Sin embargo, SeokJin era un caso especial.
Y yo había sido demasiado ingenuo para darme cuenta antes, aunque, quizás no me arrepentiría nunca de haber sido un tonto.
─ ámame por siempre, SeokJin.─ supliqué, tomando mi rostro en sus manos, a pesar de saber que él sentía el aroma a vino que mi boca despedía y que, seguramente, me encontraba hablando desde un estado de ebriedad.
Pero no dijo nada, pues sólo me besó; fue un beso perfecto. Sus labios presionando los míos con delicadeza, a lo que entreabrí mi boca y tomé su regordete belfo inferior entre los mios, hundiendo mis manos en los cortos cabellos castaños en el borde de su nuca.
Estuvimos así por un tiempo no demasiado largo, con la cama crujiendo bajo nuestro peso cada vez que él se inclinaba un poco mas sobre mí, abriendo mi boca y yo cediendo al deseo de que con su lengua recorriera cada rincón de mí. Tiré de su suéter con desesperación, arquedando mi espalda solo para friccionar nuestros cuerpos juntos y decirle en silencio que ya lo quería para mí, todo para mí, que aprovechemos esa noche en lo que ambos estabamos pensando ya que ya no estabamos seguros de cuando abandonaríamos este mundo. Y el destino siempre había sido un hijo de puta con nosotros, así que no podíamos confiarnos en que fuera bueno ahora.
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DISERTED » BTS
TerrorSiete jovenes. Siete almas desiguales, quebradas, impregnadas por el dolor y que poseen grietas profundas que son dirigidas a cualquier dirección posible. Siete almas que yacen en un mismo polvoriento edificio, al cual creen poder llamar hogar. Su...