𝗼𝗻𝗲, 02

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El sonido de una puerta abriéndose se escuchó. Cadenas aparecieron y rodearon el cuello y las muñecas de Leon. Cadenas que estaban hechas para que el híbrido no se escapara cuando se abriera el mundo prisión. Pero Leon ni siquiera se inmutó.

Si su suposición era cierta solo habria que quebrarle el cuello a una sola bruja o, en su defecto, obligarla. Las dos opciones funcionaban para abrir el mundo prisión. Aunque también estaba la posibilidad de que sus suposiciones sean falsas. Pero eso no era lo que más le afectaba, solo sería quebrarle el cuello a unas cuantas brujas más.

La rubia apareció a la vista de Leon. Al parecer estaba sola, lo que significaba que iba a evaluar la situación. Era eso o simplemente los demás tenían miedo de ver en qué se había convertido Leon.

— Te vez muy cómodo — dijo una vez estuvo en frente del híbrido.

— Esto es solo temporal.

Y claro el problema no era el mundo prisión, el problema llegaría cuando su sed de sangre fuera incontrolable. Eso no era algo de lo que se ocuparía ahora. Él sabía que la bruja rubia tenía claro eso.

La mirada de Jen estaba puesta en él pero no en sus ojos. Leon le dió una sonrisa. El chico no podía transformarse pero aún podía usar la compulsión. La bruja era precavida con eso, por lo que no lo miraba directamente a los ojos.

— Leon... — murmuró.

— Oh, vamos, bruja — dijo —. Ambos sabemos que tú no eres, ni de cerca, quien me va hacer encenderla.

Jen bajo la mirada. Claro que lo sabía pero no quería llamar a Stiles para darle malas noticias de Leon. No quería notificarle que el híbrido había apagado su humanidad y había causado muchísimos destrozos. Pero Stiles era la única forma de traer de vuelta a Leon.

— Podría matarte ahora — soltó sin ningún tipo de tacto. Se acomodo mejor y miro de reojo al hombre lobo —. Pero no quiero que tú enamorado se sienta mal.

León puso su dedo índice izquierdo en su mejilla izquierda. Recorrió desde debajo de su ojo hasta el final de su mejilla, fingiendo que era una lágrima. Puso una mueca triste.

Por primera vez desde que entro a ahí miro a Alexander. Se sentía culpable de que él estuviera ahí. Ella había sido quien lo había entregado para el experimento del híbrido. Y ahora estaba atado a Leon hasta que él lo liberará.

— Así que... — la bruja regreso su mirada al híbrido cuando esté retomó la palabra —. Termina tu evaluación y has lo que tengas que hacer.

Alexander rodó los ojos. El mundo prisión había sido el lugar donde lo habían condenado a vivir hasta que Leon semi-desencadeno la maldición. Esa fue su liberación. Pero no era totalmente libre, estaba atado a un chico que no sabía lo que realmente era y a cuántas desgracias lo llevaría.

La rubia soltó un suspiro y se dió la vuelta, lista para salir e informar de las malas noticias. Las cadenas volvieron a atar a Leon al lugar. Se escuchó el sonido de la puerta cerrandose y las cadenas desaparecieron.

— ¿Que? — pregunto al sentir la penetrante mirada del hombre lobo sobre él.

— ¿Su enamorado? — pregunto desconcertado.

El Salvatore posó su mirada sobre el rubio y le dedicó una sonrisa —. Estoy seguro que esa es la misma cara que ponías cuando la veías y aún estabas vivo.

— ¿Eh?

Leon negó —. Ella te puso aqui, te condeno a esto, te asesino y tú todavía la sigues mirando como un idiota enamorado.

Alexander se pensó por unos segundos que responder. Se remojo los labios. Miro a Leon, quien lo miraba sin expresión alguna. Soltó un suspiro cansado y paso sus dedos por sus rubios cabellos.

— Todos somos prisioneros de algo.

El híbrido soltó una risa amarga y totalmente falsa. Miro a Alexander con una ceja alzada, como burlándose de él. Su mueca se quebró, quedando la expresión sin ninguna emoción característica de los vampiros sin humanidad.

— Podrías ser libre de eso — menciono.

— ¿Y vivir en el rencor? — recordó como era la vida de Leon. Vivía en rencor, rencor contra el mundo, contra sus padres y contra todos. Alexander solo negó —. Estoy muerto Leon, ¿De que me sirve eso?

El Salvatore no pudo evitar rodar los ojos. Sabía lo que Alexander estaba tratando de insinuar. Leon vivía lleno de resentimiento y rencor, pero ¿Se arrepentía? No, ¿Lo estaba diciendo porque no tenía humanidad?, Tal vez.

— Se llama libertad — soltó —. Una vez la pruebas no quieres regresar atrás.

Alexander lo entendía, al no tener humanidad tenías libertad, una diferente a la que los humanos solían hablar. No había dolor, no había tristeza, no había odio y mucho menos felicidad. Pero la emociones eran una carga y no estar atado a ellas te daba una libertad inimaginable. Aunque también eran buenas, sin ellas no mides las consecuencias de tus actos y terminas haciendo daño a quienes quieres.

— ¿Libertad a cualquier precio? — pregunto aún conociendo la respuesta.

— Libertad a cualquier precio — afirmó.

— ¿Así el precio sea Stiles Stilinski?

Leon no pudo responder, solo apretó la mandíbula. Alexander lo supo, no estaba tan perdido si Stiles todavía movía algo en él. Pero el chico no se lo iba a dejar tan fácil. Quería su libertad porque solo así era capaz de escapar de sus demonios del pasado. Y sobre todo, una vez volviera no podría dejar ir a Stiles.

Hooked; Stiles Stilinski. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora