12. Algunas estrellas nunca se encendieron.

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Solo...solo supo decirme eso. Las lágrimas amenazaban, los sentimientos desaparecían, su alma y la mía rompían en un llanto interior con intenciones de ser descubiertas para salir.

Ella se separó de mí perdiéndose por el final del pasillo hasta desaparecer por la esquina más próxima. Su semblante ahora era pésimo. Su cabeza iba agachada al igual que sus hombros iban decaídos.

No puedo dejarla aquí, no puedo. Jean y Armin se fueron para que yo ayudara a que _____ enfrentase esto y no voy a quedarme de brazos cruzados. Y no lo haré, porque en las semanas que llevaba visitando a Falco eran un niño de lo mejor, y sabía lo que significaba para _____, incluso para mí.

Fui detrás de ella. Gracias a que _____ iba a pasos lentos, por lo que no era muy difícil de alcanzarla.

Exactamente era un metro el que nos separaba ahora mismo cuando oí su voz entre sollozos.

-Lo siento...en estos momentos mi cabeza ronda a mi hermano. No deberías de estar aquí.

-Te dije que iría contigo a cualquier parte.- le dije en un susurro a medida que me acercaba a ella.

-Te lo digo por segunda vez...lo siento.- Empezó a caminar.

-No me voy a ir sin ti.- la seguía.

-Eren, al final, hay cosas que nunca cambian.- me dijo, volvió su vista a mí.

Nuestros ojos, conectaban a la perfección. Nuestro brillo era lo único que nos hacía presente, ya que la noche había comenzado.

Pupilas que se dilatan;
que deleitan,
que delatan.

Aquellas delataban el sufrimiento mezclado con el dolor profundo. Sumergidas en una corriente de lágrimas sin fin.

Porque algunas estrellas nunca se encendieron. Solo nuestros brillos en los ojos eran los culpables de todo. Aquellas estrellas que brillaban en la noche eran nuestros ojos, pero los suyos...los suyos estaban más apagados de lo normal.
Porque algunas estrellas nunca se encendieron. A pesar de mi amor por ti y nunca declararme a pesar de mis demostraciones, nunca tuvimos la oportunidad de hablar.
Porque algunas estrellas nunca se encendieron. Y soy idiota porque en estos momentos podría odiarte hasta el punto más profundo de mi alma.
Porque algunas estrellas nunca se encendieron. Tu presencia oscura me irrita al punto de querer haber hecho algo más por ti.
Porque algunas estrellas...nunca se encendieron.

-Sé que...ahora mismo podrías llegar a odiarme por todo lo que has hecho por mí y que yo ahora mismo lo estoy desperdiciando...-dijo ella.

-No te vayas...- le dije mientras agarraba su brazo bruscamente.- Te prometí protegerte.
Me da igual si quieres irte, me da igual. Pero es que tú vas a sanar. Porque te ríes con el alma; eres de corazón noble; porque la vida tiene algo mejor esperando por ti; porque lo mereces, porque a pesar de todo...brillas con el alma rota. ¿O es que no te acuerdas de aquella noche que me abriste la puerta y estabas llorando? ¿Sabes que pensé lo mismo? Hazme puto caso _____, que vas a estar bien.
Solo te pido, quedarte a mi lado, es lo único que quiero hacer ahora mismo.- le decía con ojos cristalizados al igual que ella también los tenía de la misma manera. Estábamos frente a frente, yo la agarraba fuerte del brazo derecho.- ¡NO ENTIENDES QUE TE QUIERO! Que te quiero joder...y es la puta oportunidad que he tenido de decírtelo. Que me vuelves loco cada vez que estoy cerca tuya, que no aguanto con no poder verte, eres todo lo que está bien en mí. ¡¿ACASO NO SABES QUE GRACIAS A TI MI VACÍO ESTÁ MÁS LLENO!? Y si lo tengo que decir de esta forma lo dire, me encantas, me gustas...
He sido un puto cobarde que no te lo ha dicho desde el principio, que gracias a ti no he vuelto a beber, ¡¿SABES QUE GRACIAS A TI ESTOY MEJOR!? Sabes por todo lo que he tenido que pasar y no quiero que te separes de mí.- afloje el agarre y baje mi cabeza.- Te quiero _____...

 𝐏𝐚𝐫𝐚𝐝𝐚 24 | 𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora