14. Hola, ojos bonitos.

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Narra _____:
Me desperté por el rayo del atardecer que me apuntaba directamente a mi rostro.

Había cogido el tren bastante temprano y el viaje no es que fuera corto.
Debía de hacer un curso de pintura a en una ciudad en la otra punta del país, por lo que me alejaría bastante.

Veía los campos como se secaban porque el verano había comenzado; y con ello una etapa que quería que floreciese.

Elegí de esta forma coger el destino más lejano posible...quería despejarme.
Después de que Falco no volviese a despertar mi cabeza estaba en blanco.

Aún recuerdo la misma noche en la que él falleció. Los doctores nos daban esperanza de que fuera a despertar; no llegaron a tiempo.
Entre lágrimas saqué aquella hoja que habíamos empezado a dibujar un boceto de unas rosas; a Falco le encantaban las rosas. Saqué el mismo lápiz que él utilizó y empecé a completarlo. La música sonaba en mis tímpanos, la noche era fría, mi escritorio con varias gotas encima, la luz de la luna me daba directamente en la cara...
Sin duda esa noche un pequeño angelito llegó a las puertas del cielo para quedarse en ellas y verme desde arriba.

Ahora me encontraba sentada en el asiento que me habían encomendado en el tren. Miraba al cielo "sé que estás ahí, mirándome" pensaba. A pesar de todo, aunque él ya no estuviese...varias veces abría la ventana por las noches mientras le hablaba al cielo, a él. Falco me estaría escuchando mis ideas, mis penas...pero nunca conseguía rellenar mi culpa debido a que siempre esperaba aquella respuesta por parte de él; nunca llegaba.

"Me dijo que te protegiera cuando él no estuviera" recordaba sus palabras tras una larga siesta que había tenido.
Sin duda, estaba dolida.
Una sensación de presión en el pecho se incrementaba en mi cuando pensaba en Eren. Claro que me había dolido dejarle ahí, y sé que a él igual. Pero aunque no lo crea, era lo mejor para los dos...dejarnos ir por un tiempo.
Y cuando nuestras miradas vuelvan a encontrarse, aquellos brillos mostraran cuáles son los verdaderos sentimientos.

Tenía su mirada clavada en mí cuando me confesó sus sentimientos. Nunca llegamos a hablar de lo que pasó esa noche y que se fue prologando. Nunca llegué a contarle lo que sentía yo, porque era confusión.
Tantas cosas me rondaban por la cabeza que nunca tuve tiempo de pensar que era lo que realmente significaba para mí Eren.

Porque quieras o no, mi importancia en estos momentos era cuidar de Falco, aprovechar los pocos meses que le quedaban. Me sentía culpable de no haber podido tener más tiempo con él, al menos si solo hubiéramos tenidos otros cinco minutos...
Porque él...

Él murió con una sonrisa en la cara.

Y cuando ese momento llegó, ahí estaba él. Porque Eren sabía que yo haría cualquier cosa por él, igual que él haría cualquier cosa por mí.

Era mutuo. Nuestras sonrisas eran mutuas. Joder, y que solo llevo unas horas más alejada de ti de lo normal y aún así...me dueles.
Porque es mutuo el sufrimiento de los dos por los problemas que nos comen por dentro.
Que es mutuo que deje irte a la vez que tú también tengas que hacerlo aunque te cueste...

Lo que él no sabía, es que ella era feliz con tan solo verlo.
A pesar de que los sentimientos de _____ no son nada claros, es mutuo el aura de amor que ronda entre ellos dos.

_____ se disponía a llegar a su destino después de bajarse del tren. "¿Cómo será tu sonrisa ahora que me he ido?" se se preguntaba ella.

_____ había cogido un pequeño piso de alquiler por los tres meses  que iría a pasar allí para remontar todas las clases de pintura que había perdido; aunque ese no era el motivo principal.

 𝐏𝐚𝐫𝐚𝐝𝐚 24 | 𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora