19. Es precioso, ¿verdad?

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Desperté por el rayo de sol que me daba directamente a la cara.

Serían cerca de las cuatro y media de la tarde cuando desperté.
Me sentía extraña por levantarme estas horas; algo desubicada.

Abría los ojos pesadamente y ahí fue donde recordé todo lo que había pasado anoche; pero Eren no se encontraba conmigo ahora.
Al parecer llevaba puesta lo que sería una camiseta de él debido al aroma que transmitía.

Me sentía con extrema vageza para levantarme. Además de que no estaba en mi casa, ni en mi cama, si no que en la de Eren.

Después de volver a tumbarme y cerrar mis ojos, la puerta de la habitación se abrió lentamente.

-Creo que alguien ya despertó...- Era Eren que se acercaba poco a poco a mí.

El ya estaba vestido mientras sus pasos venían dirigidos a su cama.
Con pesadez volví a reincorporarme y restregar mis ojos con mi dedo indice para poder despertarme del todo.

Un peso se hundió cerca de mis pies cubiertos por la colcha.
Al abrir completamente mis ojos, aunque con ojeras, él me miraba con ternura.

-Vamos...es hora de que levante preciosa.- dijo.

Volví a tumbarme en su cama, tapándome con la colcha de esta con señal de no querer salir.

-Se esta agustito aquí dentro...- dije en un susurro ya que la colcha rebajaba el sonido.

Su mano fue a parar por toda mi pierna. No podía sentir tu tacto especial ya que lo hacía por toda la colcha.
Aquella mano apartó las sábanas de encima mía para encontrarse conmigo boca abajo.
Me agarró de nuevo de la cintura y me aprisionó a él. Me dio media vuelta para tenerte en frente mía y poder ver sus precioso ojos esmeralda, aquellos ojos que veía algo borrosos debido a que yo seguía con sueño.

Me cargó como una saco de patatas a la vez que se levantaba de la cama.

-Si no te levantas tú...lo hago yo.- dijo.

Sujetaba mis piernas con suma certeza para llevarme hasta su salón y sentarme en el gran sofá que tenía en él.
En verdad, lo que noté cuando me bajó para sentarme no fue la suave colcha del asiento, si no que noté el tacto áspero de sus vaqueros desgastados. Ante esto me sorprendí abriendo algo los ojos y encontrándome con los suyos.

-Que te apetece hacer hoy...¿eh noviecita?

-¿Noviecita?- dije con una fina voz y abrazándole debido a mi abundante sueño.

-Me encanta tu voz por las mañanas.- me dijo.- ¿Cómo es que haces para ser tan dulce?- Respondí con un sonido algo ligero, haciendo que el castaño se riese.

-¿Me vas a llamar siempre noviecita?- seguía con ese hilo de voz.

-¿No te gusta noviecita?

-Pareces...pareces un idiota diciendo esas cosas.- reí algo suave.

A los pocos segundos un tono de llamada procedía de la habitación de Eren; era mi móvil.

Me levanté con desgana de las piernas de Eren, dejando de abrazarle para irme algo lenta a por mi móvil.

-Hey _____.- Era Jean.- ¿Te vienes esta noche a una fiesta? Aprovecha que ya es sábado y además...no se si ha pasado algo más entre tu y Eren, ya sabes que si necesitas ayuda aquí esta tu mejor y más amigo que tienes.

-Esta bien. Sobre eso, ya lo he arreglado con Eren, gracias por preocuparte Jean.- Al decir esto, noté como Eren apareció por el marco de la habitación apoyando su hombro en este e intenté cambiar de tema.- Y sobre la fiesta...¿qué es lo que vais a celebrar esta vez?

 𝐏𝐚𝐫𝐚𝐝𝐚 24 | 𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora