18. Nuestra etapa.

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El lugar...

Allí era donde Eren y yo íbamos andando sigilosamente hasta su coche.

Yo iba con una sudadera puesta, y lo mismo con el gorro. Me abrazaba a mí misma para tener algo más de calor. Había una fina brisa y yo iba en pantalones cortos; lo primero que vi.

Eren iba delante mía por las escaleras para ver si había alguien; yo le seguía pasos atrás algo cabizbaja por la oscuridad de del portal.

-Ven...- me dijo Eren en un susurro.

Sin levantar la vista, el castaño me agarró de la muñeca que tenía bajo mi brazo para darme calor y me atrajo a él.
Eren me llevaba agarrado de la muñeca para no soltarme.

-Si no te agarraba...no ibas a ver nada.- seguía en susurro.- Esta vez mi vista estaba en él y nuestras miradas se vieron cuando me miró de reojo, "¿cómo es posible que sus ojos brillen hasta sin luz?" me quedé embobada mirándolos; Eren me sonrió tímidamente.

-Te ves tan...adorable con la capucha, a penas se te ven esos ojitos bonitos que tienes.- le sonreí leve a la par que me sonrojaba.

El ojiverde no tardó en apretar más el agarre para que me pusiera delante de él.

- E-Eren...

-¿Le tienes miedo a la oscuridad?

- Es que...no veo nada.

-Tsk- sus brazos pasaron por mis hombros para rodear mi cuello y abrazarme por detrás.- Como no te des prisa...ese campo no lo podremos ver bañado por el amanecer.- seguía en susurro.

Aceleré mi paso aunque a penas podía ver la luz de la luna que traspasaba la puerta del portal.
Esta misma la abrí, dejandonos a mí y al hombre que le tenía colgado de mis hombros con una pequeña y fría brisa.

Eren se reincorporo más adelantarme y pasar por delante mía. Yo me quedé quieta.

-Vamos, ¿qué esperas?- me había quedado en las nubes al haber percibido ese olor a coco que transmitía.

Cuando bajé de la nubes fui algo rápido para reincorporarme a su lado y volver a abrazarme a mi persona.

-¿Tienes frío?- Eren viéndome de reojo, paso su brazo por mis hombros, atrayéndome a él.- Eres problemática...- Río por lo bajo, al igual que yo hice lo mismo.

Al llegar a su coche me abrió la puerta del copiloto para que pasase para adentro.
El hizo lo mismo para posicionarse en el lado del conductor.

Íbamos los dos en el coche mientras una música suave sonaba por la radio de este.
Serían cerca de las seis y media; se empezaba a apreciar el brillo en el cielo.

Ahora podía por fin ver concretamente ese recorrido otra vez.
A lo lejos se veía como el pasto de este campo se movía en forma de ola muy suavemente por esa brisa intranquila; el sol no tardaría en salir.

Llegamos más rápido de lo que esperaba. Abrí la puerta del coche para salir de él, mientras Eren se colocaba de nuevo su sudadera.

Estaba a un metro de su vehículo observando como la hierba verde y alta no paraba de bailar al unísono del viento, de alguna manera parecía sentirme en casa...

Unos pasos lentos de iban acercando a mí; sabía que era él, por eso no me fijé.

-Este campo podrá ser visitado por muchas personas, pero sobre todo es de nuestras almas.- Volvió a adelantarse a mí mientras caminaba, yo le seguía.- Cuando no estabas solía venir aquí algún que otro día...ya que como te lo he dicho, nuestras almas parecen estar sujetas a la tierra húmeda que baña estos terrenos...- se puso mirando al frente.

 𝐏𝐚𝐫𝐚𝐝𝐚 24 | 𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora