Entre mas cambian las cosas

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Humilde la piba

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Desperté esa mañana con una firme resolución. Hora de enfrentar de nuevo a la realidad.

Desde esa noche en el bosque, me había retirado de los demás. Con todo lo que había sucedido, no podía ver a la cara a Asuka y a Rei. Amaba a ambas. Había besado a ambas.

Esto era una locura. ¿De verdad era posible amar a dos chicas al mismo tiempo?

No lo sabía. Había pasado muchas horas pensando acerca de ello. Sin poder encontrar ninguna respuesta, otra además del hecho de que mis sentimientos por las dos eran genuinos.

Amaba a Rei. Amaba a Asuka. Y las necesitaba a ambas.

Pero no era un tonto. Sabía que era injusto para ambas. Necesitaba elegir a una de ellas. Pero no podía decidirme a hacerlo. Todavía no. Sin embargo, sabía que no podía esperar para siempre. Por que si lo hacía, todos los involucrados terminarían lastimados, sobre todo yo.

Lo que podía hacer ahora era asegurarme que nadie interfiriera. Había pasado los últimos cuatro días pensando sobre ello. Las palabras de Kaji aún estaban frescas en mi mente.

"Si te enamoras de Asuka, entonces perderías tu interés en Rei. De esa manera, tu padre tendría control completo sobre ella como solía tenerlo".

Padre... ¡No! Comandante Ikari.

Podía aceptar la idea de que él me usara. Pero no a Rei y Asuka.

Tomé unas cuantas prendas que estaban en el suelo, me vestí y luego salí de mi cuarto para entrar al mundo real.

Mientras me dirigía a la oficina del Comandante, recibí bastantes miradas extrañas. El que alguien fuera a la oficina del Comandante sin anunciarse probablemente era algo bastante irregular. No estaba sorprendido de ser observado durante todo el trayecto. Todos en NERV parecían tenerle miedo a Ikari Gendo. Yo, sobre todo. Pero pude hacer ese miedo a un lado. Había pasado muchas horas preparándome para lo que iba a hacer. No dejaría que un pequeño detalle como el miedo destruyera todos mis planes. Si lo necesitaba, siempre podía comportarme como el hombre que más despreciaba. Así que, cuando entré a su oficina, mi rostro llevaba la misma máscara sin expresión que solía ser tan distintiva de Rei.

Si mi visita era altamente irregular, al Comandante no pareció importarle, mientras esperaba a que llegara a su escritorio antes de hablar.

"¿Qué estás haciendo aquí?"

Tenía su usual comportamiento helado. Debido a la falta de luz en el cuarto, apenas y podía ver sus ojos detrás de sus lentes teñidos. Por una vez, era algo bueno.

Traté de responder, pero fui casi abrumado por el miedo que siempre sentía cuando lo veía. Me tomó unos cuantos segundo eternos para juntar el poco coraje que aún tenía y poner mis pensamientos en palabras.

"No quiero que interfieras con nuestras vidas nunca más".

El Comandante alzó una ceja, Vaya, vaya, a juzgar por su reacción, probablemente estaba bastante sorprendido. Era, después de todo, la primera vez que podía ver otra expresión en su cara que no fuera esa maldita sonrisa. Esta reacción ahuyentó parte del miedo que amenazaba con nublar mi mente en cualquier momento.

"¿Es esto una amenaza?" preguntó.

"Puede volverse una".

De nuevo, el Comandante alzó una ceja. Por alguna razón, pensé en un juego de póquer. Ambos manteníamos una cara neutral, tratando de esconder qué clase de cartas teníamos, tratando de ver si el otro estaba fanfarroneando. Me di cuenta de que no era tan difícil, sólo tenía que evitar que el enojo y mis miedos me dominaran. Porque si lo hacían, entonces él tendría el control.

Lo que yo amo es... (Evangelion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora