Dónde los ángeles temen pasar

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Pacífico.
Algunas personas usarían esa palabra para describir lo que ya era conocido como el "Lago de Tokyo-3". Mientras el día terminaba, también pudo habérsele llamado hermoso, iluminado como era por los rayos agonizantes del sol. Pero esas palabras no vinieron a mi mente mientras me paraba en la orilla y miraba fijamente el plácido lago.

Desierto. Desierto y solitario.

Solo.

Estaba solo.

Como antes de que viniera a NERV.

Pero no era lo mismo.

Porque ahora, no podía soportar la soledad. Ya no quería estar solo. No ahora que sabía lo que realmente era estar vivo. Pero no tenía elección. Kensuke, Hikari y Hotaru se habían ido, alejados por la explosiva destrucción de Tokyo-3. Mientras que no conocía a Hikari y Hotaru tan bien como a Kensuke, su compañía habría sido confortante. Pero se habían ido. Al menos Hikari podía reunirse con Touji en Tokyo-2; sabía que se extrañaban el uno al otro. Y Hotaru no tendría que ver lo que le sucedió a Rei...

No, Rei no. Ayanami. Rei se había ido ahora. Mientras miraba la cruz de plata que sostenía en mi mano derecha, traté de suprimir las lágrimas que amenazaban con abatirme.

Y ahora Asuka también me había dejado. Al final, yo me había mantenido y ella fue la que huyó. De nuevo, había sido rechazado y dejado atrás. Deseé haberle mostrado más atención, pero la muerte de Rei había dolido tanto... en ese momento, parecía como la única cosa en la que podía pensar. Tal vez... no. Ahora era demasiado tarde. Ella se había ido, dejando sólo una nota. ¡Una nota!. ¿Por qué escribió esas palabras en vez de decirlas?. ¡Pude haberle dicho que jamás quería que ella se fuera!

Una lágrima bajó por mi mejilla mientras apretaba en mi mano izquierda los nodos rojos de interfaz neural que Asuka siempre llevó tan orgullosamente. Era todo lo que me quedaba de ella... pedazos de basura.

Misato aún estaba aquí, pero era simplemente un fantasma, desapareciendo tan rápido como aparecía. Las revelaciones del día anterior sólo habían sido los aperitivos para ella. Me había abandonado y se había enterrado a sí misma en el Geofrente, consumida por su deseo de descubrir el secreto de la organización que había destruido a Kaji; que nos había destruido a todos.

Ni siquiera podía ver a Pen-Pen, ahora que Misato lo mandó con la familia de Hikari, por su propia seguridad. No podía culparla, pero... pude haber usado la compañía. Pero otra vez, él había tomado la muerte de Rei tan mal como yo. Quizás Hikari, con su brillante actitud, podría animarlo.

'Animarse'. Qué irónico que pensara en esa palabra. Rei y Asuka habían querido que fuera feliz hoy. Debí haber estado feliz hoy. Recordé las palabras de Asuka, unos cuantos días después de que fui liberado de la Unidad-01.

"¡Ya verás, Shinji!. ¡Este año, tendrás el mejor cumpleaños de todos!. ¡Rei y yo veremos eso!"

Irónico, ciertamente. Y ellas me habían preguntado por qué odiaba ese día...

Lo odiaba porque siempre me mostraba cuán solitario era.

Pero esta vez, era peor.

En el pasado, había estado solo, pero no me importaba.

Ahora, estaba solo y lo odiaba. También estaba asustado. No sabía cómo iba a poder llegar al siguiente día. ¿Qué propósito tenía? Había perdido lo que era más importante en mi vida... Sólo podía esperar que Asuka regresara o que Ritsuko hubiera estado equivocada y que algo de Rei aún existiera en Ayanami.

"No te preocupes. Nunca volveré a molestarte otra vez. Jamás".

No. Asuka no tenía intención de regresar. Y dudaba que el Comandante invirtiera algún esfuerzo en encontrarla. Ella ya no podía pilotear el EVA y con la Unidad-00 destruida, Ayanami podía casi seguro asumir el control de pilotear la Unidad-02... eso si la prueba de compatibilidad tenía éxito. Pero entonces otra vez... ella ya no era sacrificable. Aún así, sólo quedaba un Ángel, así que tal vez la Unidad-02 tampoco ya era útil...

Lo que yo amo es... (Evangelion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora