Nunca olvides (Part three)

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Ella sabía que moriría. Agarrada en mi mano estaba la prueba de ello. Una cruz de plata en una cadena plateada; la cruz que ella siempre llevaba. La encontré en un pequeño sobre junto con la carta.

Ella sabía que moriría, pero, aún piloteó.

"Pero me he jurado a mí misma que siempre te mantendré a salvo".

Por mi bien.

"Y me propongo a guardar ese juramento".

Ella lo había hecho. Y le había costado la vida. ¿Por qué?. ¿Por qué hizo esto?. ¿Para que así yo pudiera vivir?. ¿Acaso ella no sabía que preferiría haber muerto que saber que ella había sacrificado su vida por la mía?

Me levanté y miré al techo, hacia el cielo que no podía ver, hacia el lugar que dicen en que Dios vivía. Ese dios quien había enviado a sus mensajeros a destruirnos. Ese dios quien me había quitado a Rei.

No era justo... ¡No era justo!

"¡No es justo!. ¡REI!"

Me colapsé en el suelo. El dolor estaba dejando lugar al enojo. Golpeé el suelo con mi puño, luego una segunda vez, y luego una tercera. Una y otra vez, hasta que los vendajes en mis manos estaba manchados con rojo y mis manos se sintieron demasiado entumecidas para doler más.

Sin saberlo yo, alguien había visto todo esto, en una mezcla de horror, dolor y confusión. Sólo me percaté de su presencia cuando sus brazos me rodearon.

Unos suaves brazos femeninos. Tibios y confortantes.

"¿... Rei?"

"Shinji..."

Ella sólo había susurrado mi nombre. Pero fue suficiente para reconocer la voz. Asuka.

Un pensamiento irracional quería que me liberara de su abrazo. Es no estaba bien. Rei era la que usualmente me confortaba. A veces Misato. Nunca Asuka. Pero me sentí demasiado débil para forcejear.

Y luego sentí una lágrima en mi mejilla. Una lágrima que no había sido derramada por mis ojos.

Luego escuché los sollozos, uniéndose a los míos.

Estoy seguro de que si alguien hubiera estado ahí para vernos, habría encontrado difícil de creer que estos dos niños, uno sosteniendo al otro mientras ambos estaban llorando, eran la única esperanza de la humanidad.

Después de un rato, eventualmente nos calmamos. Asuka yacía en el piso y yo estaba a su lado, con mi cabeza descansando sobre su pecho en desarrollo, mecido por el lento movimiento de su respiración regular. El pensamiento que se ocurrió fue que mi cabeza probablemente estaba muy pesada para ella y en esa posición, aplastada entre mí y el piso probablemente estaba incómodo, pero me sentí involuntario e incapaz de moverme.
"Debería estar contenta de que esté muerta. Ahora puedo tenerte todo para mí".

Asuka...

"Pero no lo estoy. Me siento horrible por incluso considerar el pensamiento y me siento triste en cuanto pienso en ella".

Estaba escuchando las palabras, pero realmente no sentí nada sobre ellas.

"En verdad la odiaba. A menudo deseé que ella muriera".

Ni siquiera me sentí enojado.

"¿Por qué no estoy contenta de que se haya ido?"

No tenía nada que decir.

"Es confuso. Creo que ella era mi amiga. Creo que me importaba. Sé que saber que ella se ha ido... duele..."

Así que me quedé callado.

Lo que yo amo es... (Evangelion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora