invasion

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Volví después de muuuuuucho tiempo.

Perdóneme.





"Odio esta habitación".

Ésas eran las primeras palabras que había dicho en... ni siquiera ya lo sabía ahora.

Miré alrededor. Una habitación enorme que se veía aún más grande debido a la manera en que estaba iluminada por las grandes ventanas reforzadas y las luces fluorescentes en el techo. Una habitación que se veía muy descubierta, a pesar de la presencia de la cama en que la chica pelirroja yacía y todo el equipo alrededor de ella. La segunda cama y otros mubles extraños habían sido removidos, supuestamente por la seguridad de la chica. El único sonido escuchado en el cuarto era el pitido regular del monitor cardiaco al que estaba conectada.

"Estarías mucho mejor en casa".

Pero no estaba calificado para cuidar de ella. Levanté mi cabeza y abrí mis ojos para ver la chica, apretando mis dientes mientras sentía un repentino dolor en todos los músculos de mi cuello. ¿Cuánto tiempo me había quedado así, sentando en ese pequeño taburete?

Ella aún estaba dormida. Pero... no parecía estar en paz. Tal vez estaba disputando una especie de guerra dentro de sí misma. Su muñeca derecha estaba perforada por una aguja IV, la cual mantenía vivo su cuerpo al darle los nutrientes que necesitaba. Sabía que no era suficiente, sin embargo, al ver cuán pálida su piel estaba y como parecía haber perdido algo de peso. Pero sólo era tanto que los doctores podían hacer. Miré los vendajes en su muñeca izquierda. Ya habían salvado su vida.

"¿Por qué hiciste eso, Asuka?"

Por qué ciertamente. No podía entenderlo. Asuka, de todas las personas...

"No te preocupes. Nunca volveré a molestarte otra vez. Jamás".

¿Era eso a lo que realmente se refería?

"¡Maldita sea, Asuka!. ¿Por qué?. ¿Debido a mí?. ¿Fue debido a mí?. ¡Baka!"

Como las veces anteriores, me encontré a mí mismo llorando, mis lágrimas haciendo unos cuantos puntos mojados en las sábanas cubriendo su pecho. Luego, después de unos cuantos minutos, las lágrimas pararon tan súbitamente como habían venido.

Pero la pregunta permanecía. ¿Por qué ella actúo de ésta forma?

Tal vez porque... ella pensó que había perdido todo lo que tenía.

Conocía el sentimiento. ¿No lo había pensado yo mismo después de la muerte de Kaoru?

Pero... Asuka no era una cobarde como yo lo era...

La habían encontrado en un edificio abandonado, casi al mismo tiempo que finalmente salí de la cabina de contacto de la Unidad-01. Ella había estado en una bañera. Sus ropas ordenadamente dobladas en una silla cercana, algo que ella nunca hacía, el agua estaba roja con su sangre lentamente fluyendo de su muñeca cortada. El cuchillo de cocina que ella había usado había sido encontrado en el piso en el otro lado del baño. Los agentes de seguridad quienes la habían encontrado actuaron lo suficientemente rápido para que los doctores salvaran su vida. Por fortuna, la enfermería guardaba grandes reservas de los tipos de sangre de todos los pilotos.

Físicamente, ella ahora estaba bien. Había sufrido por un poco de desnutrición, pero nada severo. Sin embargo, no despertaba. Los doctores habían dicho que todo dependía de ella. Ella no despertaba porque no quería hacerlo.

Así que esperé a que ella regresara.

La mayor parte del tiempo, simplemente esperé en silencio. No fue fácil. De hecho, era agotador. Me recordaba mucho mi experiencia dentro del Doceavo Ángel. Realmente no había nada más que pudiera hacer sino quedarme quieto y esperar. Cuando me aburría mucho, hablaba con ella, esperando que el sonido de mi voz pudiera alcanzarla de alguna forma... donde quiera que estuviera. Hablé del pasado, de lo que pensé la primera vez que la vi en ese portaaviones, viéndose tan bonita en su vestido amarillo y cuán impresionado había estado por su aire de confianza. La había admirado desde el principio. Ella era todo lo que yo no: fuerte, bonita, talentosa, y segura de sí misma. Hablé de nuestra primera noche solos, el último día de nuestro entrenamiento de sincronización, cómo casi la había besado. Hablé de cómo había sido lindo vivir con ella, incluso si a veces se había sentido como una cruel tortura, debido a la forma en que ella siempre se burlaba y me insultaba. Hablé del Octavo Ángel, y cuán asustado había estado cuando el Ángel la atacó, y cuán aliviado había estado cuando atrapé a la Unidad-02 en extremo, salvándola de su muerte inminente. Hablé de nuestra primera cita, y cómo eventualmente la había disfrutado, a pesar de mi decisión en ese entonces de ser el novio de Rei. Cómo, a pesar de todo, disfruté nuestro primer beso y aún más el segundo. Hablé de la primera noche que pasamos en la misma cama y qué tan nervioso me había sentido, tan nervioso que de hecho no dormí del todo esa noche. Hablé de nuestro viaje con Touji y Hikari, y cuán lastimado me había sentido cuando pensé que ella sólo me había estado usando, y cuán aliviado me sentí cuando admitió que ella actúo de esa forma porque me amaba y temía perderme contra Rei. Hablé del ataque del Quinceavo Ángel, cuán inútil me había sentido, y cuán aliviado había estado cuando vi que no estaba físicamente lastimada, pero cuán triste me sentí de ver lo mucho que esa cosa la había lastimado. Hablé de la noche que hicimos el amor, y qué bien se había sentido. Luego hablé de la noche que ella huyó. Le dije todo sobre Rei, cómo ella era un clon y cómo se había olvidado de mí. Finalmente, hablé de Kaoru. Le dije todo, cómo ella trató de acercarse a mí, cómo traté de rechazarla, cómo empecé a considerarla como una amiga y cómo fui eventualmente forzado a matarla.

"¿Algún progreso, Ikari-kun?"

La voz me sobresaltó. Había estado tan perdido en mis pensamientos que no había escuchado a nadie entrar a la habitación. La reconocí como una ahora familiar enfermera. Su nombre era Tanaka Michiru, si no estaba equivocado. Ella era la que estaba asignada a ésta sección de la enfermería en el turno de día. Era más bien una mujer de apariencia simple, pero tenía una sonrisa cálida y era muy amable. Incluso me había traído un almuerzo al final de su turno el día previo.

Sacudí mi cabeza. Ella en verdad se veía apesadumbrada por mí.

"Estoy segura que ella se mejorará".

"En verdad lo espero".

"Debes tener fe. Además, con un hombre tan agradable esperándola, no hay duda de que ella regresará".

Si no fuera mi culpa que ella estaba en ésta cama en primer lugar.

"Si no te importa. ¿Podrías dejar la habitación? Necesito cuidar a la Piloto Sohryu".

"Oh... claro. Supongo que iré a comer algo".

Realmente no me quería ir, pero no podía discutir. El personal de la enfermería había sido tan bueno conmigo. Cuando llegué por primera vez aquí, habían estado renuentes a dejarme entrar, ya que estaba fuera de las horas de visita. Pero después de un poco de discusión, el doctor a cargo de Asuka estuvo de acuerdo en dejarme verla, diciéndome que ahora mismo, lo que podía ayudarla más era el apoyo de las personas a quienes le importaba. Desde entonces, sólo había dejado la habitación en una ocasión, ya que necesitaban hacer unas cuantas pruebas y darle un baño a Asuka, así como cambiar sus ropas. Cuando regresé, había estado sorprendido de ver que habían puesto un pequeño futon en una esquina de la habitación así que ya no tendría que dormir en una silla como lo hice la primera noche.

"Deberías. No le haría a ella ningún bien si tú mismo terminas en una de nuestras camas porque te sobre esforzaste. Ya te ves un poco pálido".

Sonreí.

"Gracias por su preocupación".

Me levanté, haciendo una mueca al sentir como si la electricidad me acabara de golpear en mi espalda. Cada músculo dolía como un infierno. Definitivamente, levantarse y moverse un poco sería buena idea. Si el dolor podía amainar...

Me incliné (dolorosamente) hacia Asuka y di un suave beso en los labios de la chica durmiente. Casi me arrepentí de haberlo hecho. Éstos no eran los húmedos y suaves labios que conocía, estaban secos, quebrados y completamente sin respuesta.

"Ikari-kun... ¿Estás bien?"

Miré hacia arriba y parpadeé, viendo la mirada preocupada de la enfermera. Entonces me di cuenta de que mis mejillas estaban mojadas por unas cuantas lágrimas.

"Lo estaré cuando ella despierte".

Di una última mirada a la chica durmiente y caminé hacia la puerta.

"Por favor, cuide bien de ella. Y si es posible¿Podría poner algo en sus labios? Están todos secos. Le dolerán cuando despierte".

"No te preocupes. La haré hermosa otra vez".

"Gracias, Tanaka-san".

Lo que yo amo es... (Evangelion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora