Merlin ~ Un nuevo Destino

4° El dolor del otro

Había pasado varias semanas desde que pasó lo del espíritu del antiguo rey... Sentíamos que ahora había más tranquilidad en Camelot.

Daphne y yo estábamos en nuestro aposento durmiendo ya que era de noche, y debíamos descansar. Hasta que de repente Merlin entró de golpe haciendo que nos despertáramos y nos miráramos extrañadas.

—¿Qué quieres Merlin? ¡¿No sábes qué hora es?! —Preguntó Daphne sin comprender. Merlin nos miraba preocupado, yo en cambio le miraba extrañada.

—Es Mithian —mis ojos se me abrieron— Acaba de llegar y no está bien.

—¿Qué le ha pasado? —Pregunté sobresaltada, él me miró.

—No lo sé, pero necesito tu ayuda —me levanté de la cama— Trae mantas y un poco de agua —yo asentía mientras escuchaba lo que decía.

—Está bien... Me cambio y voy —Merlin me sonrió, luego se fue. Miré a Daphne y ella me miraba preocupada por lo que estaba pasando.

Me vestí, fui a por mantas y a por un poco de agua. Cuando conseguí todo lo que tenía que llevar, fui a la habitación en la cual estaba Mithian. Allí estaba Gaius, Merlin, León y una señora mayor.

—Aquí estoy —dije mientras ponía el vaso de agua encima de la mesa y me disponía a tapar a Mithian con las mantas. Luego le di el vaso de agua y comenzó a beber. Miré a Gaius— ¿Qué ha pasado?

—No lo sabemos... Pero Mithian debe quedarse en Camelot hasta que recupere sus fuerzas —explicó el anciano. Miré a la mujer mayor que estaba al lado de ella y me acerqué.

—¿Necesita algo? —Pregunté y me miró.

—NO —gritó, le miré extrañada. Luego se calmó y sonrió— Perdón... Bueno, estoy bien. Solo necesito quedarme con mi señora —explicaba ella. Sonreí.

—Vale, pues si necesita algo no dude en pedírmelo —dije para luego irme de aquella habitación. Me dirigí al aposento de Arturo.

Cuando llegué, el rey estaba sentado en su mesa pensativo. Le miré mientras me acercaba a él.

—¿Cómo estás? —Pregunté y me miró a los ojos... Notaba su preocupación.

—¿Cómo crees que estoy?... Preocupado —agachó su cabeza mientras que yo me sentaba en la mesa con él, en una silla a su lado— Viajaron de noche... Seguro que les ha pasado algo.

—Arturo, tranquilo —me miró—  Estamos aquí para ayudarles, y en Camelot están a salvo del peligro. Descansa y mañana hablaremos con ellos —él sonrió.

—Está bien... Ve a dormir también tú, es muy tarde —me levanté y sonreí.

—Buenas noches —hice mi reverencia y me dispuse a salir de su aposento, pero antes de salir me llamó de nuevo. Le miré.

—No vuelvas a hacer reverencia conmigo —reí y él sonrió— Ya eres alguien importante aquí, no tienes por qué hacer ese acto de respeto —sonreí una débilmente— Buenas noches, Martha.

Le sonreí de nuevo, para luego salir lentamente de su aposento. Cuando salí, caminaba por los pasillos con dirección a mi habitación, me encontraba riendo. ¿Por qué mi corazón latía a tanta velocidad cuando el rey me hablaba o me miraba tan sólo a los ojos?

Al día siguiente...

—Llegaron de noche.... Sin avisar —hablaba Mithian, todos estábamos en la sala del trono mientras que escuchábamos lo que ella decía. Merlin, Daphne y yo estábamos en la esquina de la sala, pero oíamos todo a la perfección— No estábamos preparados para luchar y... —ella bajó su cabeza mientras que le caían lágrimas por sus ojos. Yo miraba la escena tristemente— Sus hombres no tuvieron clemencia... Odín se comportó como un asesino —ella miró a Arturo llorando.