10° Dulces sueños

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Regresé a la casa de Gwen. Cuando llegué vi que Gwen había llegado y estaba hablando con Daphne. Yo me asombré, espero que no quiera echarle...

Entré y me miraron— Gwen yo... —Dije y ella me cortó.

—No te preocupes. Martha. ¿Puedo hablar contigo fuera? —me preguntó Gwen, asentí y eso hicimos. Salimos afuera de la casa para hablar a solas.— ¿Por qué te la traíste? ¿No crees que hay poco espacio para 3 personas? —preguntó ella. Yo le miraba preocupada.— ¿Quién es ella?

—Me la encontré, cuando estuve haciendo el recado a Gaius. Fui a cojer unas hierbas y ella apareció por el camino. —Dije. Ella me miraba dudosa.— Por favor.... deja que se quede. Sólo por unos días, por favor.

—No, no puedo. —Decía ella.

—¡Por favor! —dije y me miró.— Ella es huérfana, su familia murió por el ataque de unos guardias del ejército de Cenred. Necesita ayuda, necesita amigos.... No puedo dejarla —Dije y me miró pensando.

—Está bien. Pero sólo por unos días.

—¡Gracias Gwen! —dije y le abracé.— No te arrepentirás.

—Eso espero —dijo y le sonreí, ella hizo lo mismo.

Pasó el tiempo y decidí ir a ver a Arturo, ya que tenía que darle la cena como todos los días.

Entré y me miró.

—Ah... Martha. Hola. ¡Qué bien! Por fin la cena —me sonrió y le dejé el plato encima de la mesa, él se acercó para cojerlo.

—Arturo, ¿crees que podrías hacerme un favor? —pregunté. Él asintió mientras se metía un trozo de pan en la boca— ¿Crees que podrías darme una habitación aquí en Camelot disponible? —Dije y él me miró pensativo— Bueno... es que como ya sabes estoy viviendo en la casa de Gwen... Pero necesito un lugar distinto, porque ella no tiene mucho espacio.... ¿Podrías hacerme este favor? —pregunté.

—Claro. ¿Por qué no? —dijo él— Mañana te daré un sitio para que puedas vivir aquí en Camelot. Además, te será más fácil, ya que tú trabajas como mi cocinera. Así no tendrás que desplazarte tanto. —Concluyó y le sonreí. Le hice una reverencia. Después me dirigí hacia la puerta para salir y dejarle comer tranquilo.

Me fui a la casa de Gwen. Allí estaba Daphne. Gwen se había ido otra vez con Lady Morgana.

—¿A dónde has ido? —me preguntó ella cuando entré dentro.

—Fui a hablar con Arturo.

—¿Conoces a Arturo? —preguntó ella con la boca abierta, yo asentí riendo.— ¿Y qué le dijiste?

—Le pregunté que si podía darme un aposento en el Castillo... No quiero ser una molestia para Gwen... —dije y ella entendió.

—Sí, no debemos aprovecharnos. Es muy buena con nosotras —dijo ella y le miré. Sonreí.

Decidimos dormirnos ya que había sido un día muy duro.

Al día siguiente...

Me desperté y dejé una nota a Daphne para que no se preocupara al despertar y no me viera. Le puse en la nota que iba a ir con Arturo para hacer mis tareas... Que no tardaría.

Eso hice. Salí de la casa de Gwen y me dirigí al aposento de Arturo para darle el desayuno.

Entré y me miró. Estaba vestido.

—¡Hola Martha! —dijo él, puse el plato en la mesa y se acercó— En cuanto a lo de tu aposento... ya sé dónde te quedarás.

—¿Dónde? —pregunté y salió hacia afuera. Yo le seguí. Me estaba guiando al lugar... A mi nuevo aposento.

Merlin ~ Un nuevo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora