Adam nació en Rollington Town ubicado en Kingston, Jamaica. Su padre murió en un accidente automovilístico cuando tenía dos años, y su tío lo acogió. Su tío era un hombre estricto, pero justo, que lo crió para valorar la educación ".
En el Colegio de Kingston, Adam descubrió las obras publicadas por su padre, que desencadenaron su pasión por la literatura. En el campus era conocido por su enfoque en el atletismo.Como era un adolescente tímido que se centraba en los libros, era la presa perfecta para los matones. Lo que le faltaba en los deportes, lo compensaba con coraje.Aprendió a defenderse de esa manera.
Fue durante sus años en el colegio que comenzó a imaginar su vida en otro lado. Mientras sus amigos cercanos se centraban en la industria de la música, él siguió un camino más seguro. Sus calificaciones le permitieron ingresar a la educación superior, y hubo una demanda de profesores en el extranjero.
Después de graduarse de la universidad, dio clases adicionales para poder pagar una matricula en el extranjero. Tenía una dieta constante de viajes largos, pilas de nivelación, planes de lecciones nocturnas y clases matutinas. Después de un año, logró postularse para un puesto en el extranjero. Su primer viaje en avión lo llevó al sur de Japón para un nuevo comienzo.
Su vida en Kagoshima fue agitada. Había poco tiempo para hacer todo lo que deseaba cuando volvía a casa. Su japonés era básico en el mejor de los casos, lo que le retrasaba. Comprar comestibles tomaba horas, largos viajes tenían que estar planeados, y las lecciones se basaban en nociones japonesas, que tenía que aprender.
Pero después de unos meses, encontró su ritmo. Reflexionó sobre eso una mañana mientras viajaba en el tren al trabajo. Ya no tenía que estudiar los caracteres kanji que llenaban el mapa. Él conocía su camino. Sus habilidades lingüísticas habían mejorado, se sentía conectado con sus alumnos y se deleitaba con restaurantes de lujo los fines de semana. Incluso tenía planeadas sus primeras vacaciones.
En cuestión de segundos, el mundo de Adam se redujo a cámara lenta. Los rieles silbaron, las bolsas se derramaron y el suelo tembló antes del golpe: Adam se estrelló cuando el tren se volcó. Aterrizó en el cristal de una ventana cuando una puerta desquiciada llegó volando hacia un pasajero. Rodó para que la puerta lo golpeara en vez de a la chica. Cerró los ojos mientras se preparaba para el impacto, pero no pasó nada.
Abrió un ojo y no vio nada más que oscuridad. Una gran neblina había tomado el tren. El hielo pareció fluir por su cuerpo, llegando primero a sus labios, luego a la punta de sus dedos antes de extenderse a sus piernas. Arrullado por el cálido zumbido del oscuro susurro, cerró los ojos, a la deriva.
Nadie sabe realmente lo que le sucedió a Adam Francis. Los maestros de la escuela imaginaron lo peor cuando vieron el descarrilamiento del tren en las noticias y vieron que había desaparecido. Sus miedos parecieron confirmarse cuando se recuperó la bolsa de Adam del sitio del accidente, pero nunca se encontró su cuerpo. Hasta el día de hoy, su tío cree que Adam salió del lugar después del accidente, todavía vivo, en algún lugar del mundo.
