Ser hijo de un acaudalado empresario siempre iba a suponer una gran presión para Jake Park. La situación se hizo todavía peor cuando su hermano se graduó cum laude en Yale. A Jake no le interesaban los estudios, pero su padre nunca entendió su intención de desaprovechar la carísima educación que le estaba brindando. Jake acabó por rebelarse y abandonó los estudios completamente.
Ahora vive como un vagabundo en el lindero del bosque. Lleva años sin hablarse con su padre, pero su madre lo visita de vez en cuando. Fue ella quien avisó a la policía.
La policía dijo que se había perdido en el bosque y organizaron grupos de búsqueda durante varios días, pero desistieron cuando llegó el mal tiempo. Pese a las desesperadas súplicas de su madre, nunca reanudaron la búsqueda, y Jake pasó a la historia como una víctima más del bosque.