14. Marca

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---Lo he dicho. Lo he dicho. Lo he dicho. ¡Ha funcionado!

Una vez separados, la cabeza de Jotaro daba vueltas frenéticamente, a pesar de que su rostro se mantenía serio, ahora, color carmín hasta las orejas. Ese astuto adolescente lo había planeado todo desde hace tiempo, el lugar del encuentro, e incluso se había ensayado las palabras con confianza. Se pasó el fin de semana entero viendo doramas y leyendo mangas románticos que le enseñarían como actuar, pero aun así aquella confesión se sentía demasiado real como para haber sido preparada. Se había esforzado al máximo con pequeños detalles para crear el ambiente perfecto y enamorar a su amigo. Lo que no esperaba, era que aquello fuese correspondido, porque se habían dado un beso, y fue demasiado rápido para procesar.

---Espera... ¿Qué se dice después de un beso?

El inexperto adolescente mas bajo, se colocó las yemas de los dedos en la boca, como si estuviese comprobando que aquella acción tan repentina e inesperada hubiese sucedido con certeza. Ambos tenían la cara ardiendo, y lo único que se escuchaba eran sus latidos acelerados, el agua del lago dando vueltas inquietamente, y de vez en cuando también se apreciaba el murmullo de la ciudad una vez que cayó la noche.

---...No te creerías la cantidad de veces que he imaginado esto.

---Lo mismo digo. Entonces... ¿Por eso te preocupabas tanto por mi?

Volvieron a sonreír con nostalgia, sin apartar el contacto visual y la respiración algo mas lenta. Ambos temían despertar repentinamente, conscientes de que sus fantasías habían pasado al mundo real.

---Siempre lo hice, desde la primera vez que te vi.

---Estaba convencido de que si te decía la verdad, me odiarías... No se porque te fijas en mí cuando tienes a tantas bellas mujeres a tu alrededor.

---No arruines este momento despreciándote de nuevo, si es que me enamoré de ti es por una razón... Y aunque me encante tu adorable mechón color cereza...

Dijo mientras pasaba con lentitud su mano entre aquel cabello.

---O que tus ojos violetas me vuelvan loco con cada mirada...

Susurró moviendo los dedos alrededor de sus delicados párpados, y las dos cicatrices verticales que los destacaban.

---Incluso los labios que acabo de probar, el sonido de tu peculiar risa o la valentía que posees al pelear contra un enemigo, que sacan lo mejor de mi. Es algo que ni siquiera yo puedo comprender, y si lo supiera te lo diría. Así que hazme un favor y corresponde a mis sentimientos, para que así pueda descubrir que es lo que tienes, que me hace odiar a todo el mundo menos a ti. No quiero que vuelvas a despreciarte, quiero que estés junto a mi.

Kakyoin perdió la capacidad de hablar en cuanto la grave voz de aquel chico llegó a sus oídos. Lo único de lo que era capaz era contemplar su sensibilidad al demostrarle lo mucho que le amaba con total sinceridad.

---Yo... Lo haré. Me quedaré contigo, Jojo. Ugh... ¿¡Cuando aprendiste a ser tan jodidamente seductivo?!

El más alto dejó ir una pequeña risa, que se quedaría marcada en sus recuerdos, causa de aquella pequeña y cómica reacción quejosa que tiró al aire el chico, dando un suave golpe a su pecho. A pesar de que le parecía casi imposible enamorarse aún mas de él, ahí estaba consiguiéndolo, en el más cómodo de los silencios. Era el comienzo de una bonita historia, casi perfecta.

---...Es todo gracias ti.

---¿Como te puedo compensar todo esto...?

---Pues... Dejándome continuar.

Un Latido ; JotakakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora