Capitulo 8

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Estaba segura que la primera vez que pisará los Estudios Halls, me convertiría por un instante en esa niña de 8 años que esperaba que su padre algún dia la llevara a "jugar a la tele".

Ian y yo decidimos mantener un perfil bajo, yo realmente quería conocer la forma de funcionar del canal, quería conocer las villanas y villanos, como también a aquellas personas que todos amaban, pero para realmente desentrañar quienes eran todos los que trabajaban aquí no podía presentarme como Marie Anne Halls la dueña de estos pisos.

Así que recurrimos a un estilista amigo de Ian que me ayudó a crear un alter-ego, para poder recorrer mi canal en el anonimato. Lo primero en desaparecer fueron mis ojos azules por unas lentillas negras; lo segundo en partir fue mi cabello castaño ya que conseguimos una peluca pelirroja y por último transformamos mi estilo al de una rata de biblioteca, pantalones dos tallas más grandes, buzos gigantes, lentes con un armazón demasiado grande. Era otra persona y no les voy a mentir ¡Me encantaba serlo! Ian y su amigo me miraron sorprendidos por el resultado final:

- ¡Increíble! - se acercó más hacia mí y tomo unos mechones sueltos de mi peluca – Te juro que no puedo creer lo diferente que te ves

- Yo si ¡Porque soy genial, el amo de las transformaciones! – dijo el amigo de Ian - ¡Debería dedicarme a esto! Ahh es verdad ya lo hago y soy el mejor...

- ¡Ay ay ay, ese Ego Tomas! – luego mire a Ian y le pregunte - ¿Es que acaso vos y todos los que te rodean tienen el ego de un elefante?

- ¿De un elefante? No tiene sentido lo que estás diciendo Marie Ann – luego Ian se llevó ambas manos a la boca y exclamó - ¡Aun no te inventamos un nombre! ¿Cara de que tiene Tom?

- ¿Roberta? – dijo el otro, tenía ganas de discutir un poco más para divertirme, pero Roberta me gusto.

- Roberta ¿Sánchez? ... me gusta Roberta Sanchez, asistenta de Ian Shaff – dije yo con una sonrisa.

- Bienvenida Roberta – me dijo Ian con una sonrisa.

Estas semanas con Ian, habían significado mucho. Con él pude olvidarme de todo lo que nublaba mi mente últimamente, aunque aún no había tenido la fuerza ni para leer la carta de mi padre, ni para disculparme por mis palabras con Fran.
Ian aún no se había mudado de la misión Halls, pero no me molestaba tenerlo por allí molestando, todo lo contario, lo sentía como el hermano que nunca tuve. Nos llevábamos súper bien, como si nos conociéramos de toda la vida. En el auto de camino a casa, mi celular vibro. Al tomarlo leí un mensaje de Natalia:

"Te extraño Marie ¿Me vas a seguir ignorando por mucho tiempo más?"

Es verdad lo que me reclamaba Nati, desde que me fui de la casa de Fran hace un mes, jamás volví a pisar ese lugar otra vez. Me daba mucho miedo juntarme con Natalia por si Fran se aparecía por el lugar, o la pasaba a buscar para volver a su hogar. Aunque realmente las extrañaba a ella y a Petuña. Era necesario que me comenzara a portar como una niña grande y enfrentará mis problemas y en este caso mi problema tenía nombre y apellido: Francisco Finch, mi amigo y el hombre del que estaba enamorada. Una amistad que había roto, porque estaba segura que ese dia, con las palabras hirientes que le dije destruí todo lo que éramos.

¿Cómo pedir perdón? La única cosa que había heredado de mi padre, era mi estúpido orgullo. Me costaba demasiado bajar la cabeza y admitir que me equivoque, lo peor es que lo sé, tengo muy claro que todo aquello que le dije fueron palabras sin sentido o mejor dicho que lo único que buscaban era alejarlo de mí, tenía y sigo teniendo terror a perderlo, a que la elija a ella sobre mí. Sé que no tiene sentido, pero mi cabeza era una cataratas de sentimientos y pensamientos sin pies, ni cabeza.

UNA ULTIMA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora