Capitulo 6.

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- ¿Estas segura Marie Anne? – me dijo Fran preocupado, al parecer no le terminaba de parecer una buena idea que me volviera a la casa de mi madre.

- Si Fran, prefiero estar cerca de mi mama en estos momentos – mentí descaradamente, no era para estar cerca de mi madre, era para estar lejos de él, pero eso no se tenía por qué enterar.

- ¿Cómo estas vos? – me pregunto él.

No sabía que responder. En realidad no sabía nada: ni como me sentía, ni lo que haría a continuación. ¿Quedarme en Uruguay, volver a España? Y la carta que tenía en mi cartera me quemaba, pero preferí obviar todas esas sensaciones y fingir, que es una de las cosas que mejor me salen.

- Estoy bien Fran, en unos días voy a estar aún mejor.

- Sabes que conmigo no tenes que hacerte la fuerte – me dijo el mientras se preparaba un café, me pregunto con gestos si quería uno y yo asentí – Tu padre se murió ayer, está mal estar bien...

- ¿En qué quedo todo aquello de "jamas te juzgaría por tu forma de sentir"? Lo que me estás diciendo se parece mucho a juzgar ¿Qué sabes vos como me siento? No sabes ni la mínima parte de la relación de mierda que tuve con mi padre, de todo lo que me hizo sufrir – mi voz se comenzó a quebrar, dejándome en un estado que no quería que él ni nadie viera - ¡LO ODIO! Esta muerto y lo sigo odiando, me destruyo. Se murió y no siento nada y la culpa es solo suya.

Las lágrimas corrían ya sin ningún tipo de reparo. No había nada que pudiera hacer ya por detenerlas. Fran tenía razón su muerte me duele, me duele mucho. Él se acercó a mí, con una clara atención por abrazarme.

- ¡NO! – le grite yo y me aleje hacia atrás, no quería su cuerpo cerca del mío. Algo dentro de mí me obligó a decir una gran estupidez – No creas que porque tuvimos sexo, ahora creo que sos el amor de mi vida y necesito tu apoyo en todo. No significó nada, más que una buena noche o mejor dicho mañana de sexo. ¡No te confundas!

Su cara se desencajo, al principio con sorpresa, pero luego la furia hizo acto de presencia. Sus ojos destilaban dolor, pero ese dolor que es definitorio. Cuando me vio con esos ojos verdes, llenos de rabia contenida, entendí que la había cagado. Se giró y antes de salir por la puerta me dijo:

- Si eso es lo que pensas de mí, no tenemos nada más que hablar.

Con estas palabras dio un portazo y lo perdí de vista. Mi cuerpo y corazón me pedía correr hacia él y pedirle perdón, explicarle que no tenía idea como me sentía, que necesitaba explotar y que lo hice lamentablemente con él; pero mi cabeza gano. Francisco estaba comprometido, se iba a casar. Me conto su historia de amor, estaba enamorado, seguramente el consideraba lo que había pasado entre nosotros un error. De esta forma me aseguraba no terminar con mi corazón roto o mejor dicho, lo rompía yo misma antes que él lo hiciera.

Natalia había decidido quedarse viviendo con Fran, una parte de mi sabe que lo hizo para tener excusas para volver a verlo. Debía ser fuerte y manter mi decisión. Señor me miraba sentado a mi lado en el uber, con la lengua hacia afuera.

Sentía un miedo irracional a volver a la casa de mi padre. Toda mi niñez, adolescencia y juventud la pase dentro de esas paredes. Aún recuerdo una de las tantas veces que le pedí a mi padre tener un cachorro sus palabras claras y concisas "sobre mi cadáver Marie Ann". Literalmente hoy estaba volviendo a su mansión, con mi perro y sobre su cadáver. La vida era irónica cuando quería.

En la puerta de la gigante casa, me esperaba nuestro jefe de casa (sería una especie de mayordomo, pero me niego a llamarlo así), Rubén me ayudo a sacar mis cosas del auto y me acompaño dentro de la casa.

Entramos por la puerta de servicio, que daba a la cocina. Rubén aun recordaba lo mucho que odiaba la puerta principal y su majestuosidad. Sonreí al recordar todas las mañanas y tardes, que pase en esta cocina. Charlando con Sonia la cocinera y con los demás empleados de la casa. Ellos me hacían sentir acompañada en la soledad que sentía con mi familia.

Mi madre siempre detesto que confiara más en Sonia que en ella, es más cuando era niña tenía prohibido pisar la cocina, pero ya más grande me revelé y mi yo salvaje rebelde hizo lo que quiso. Cada vez que necesite un consejo, desde algo simple como elegir el color ideal de lápiz de labio hasta mis llantos desconsolados porque mi prima otra vez me había ganado el amor de mis padres; fue a ella a quien recurrí.

La cocina estaba silenciosa, seguro mi madre había dado libres los días a los empleados por la muerte de papa. Señor se dedicó a oler cada rincón de la enorme cocina, moviendo la cola, era claro que le estaba gustando su nuevo hogar y eso que no había visto los jardines.

Rubén me ayudo a subir el equipaje hasta mi cuarto. Me impresiono encontrármelo igual que siempre. Los posters de mis artistas favoritos en la pared, una cama enorme con un acolchado violeta, mi escritorio y los cajones con mis diarios íntimos. (Vergüenza ajena por lo que esconden esas hojas). Tire una frazada a pies de mi cama, para que Señor se eche allí y me tire en mi cama. Mirando el techo, sin sentir y sin pensar, hasta que mi celular vibro.

Lo tome enseguida y mi primera corazonada fue pensar que Fran me había escrito, nosotros no servimos para estar peleados. Fue una decepción cuando me encontré con un mensaje de Juliana preguntándome como estoy. La rabia por todo lo que viví hoy me consumió y tire el celular contra la pared, cayendo muy lejos de mí y seguramente con algún daño.

Unos golpes en la puerta me sacaron de mi trance de ira. Mi madre se asomaba por la puerta. Verla tan devastada, me devolvió la cordura que por un momento perdí. Debía ser fuerte por ella, ya perdí mi oportunidad con mi padre, no voy a hacerlo con mi madre.

- Mami ¿Cómo estás? – le pregunte haciéndole señas para que se sentara a mi lado.

- Aquí estoy bebe – me dijo ella mientras que se acomodaba en mi cama.

- ¿Hay que hacer algún trámite, con lo que te pueda ayudar?

- Amor, hay miles de tramites por hacer, pero para eso tenemos a nuestros abogados, ¿Cómo estas vos?

- ¿Tiene sentido si digo fuera de la realidad?

- Para nada amor

- Es como si estuviera dentro de una pesadilla, pero no pudiera despertarme, pero yo sé que estoy dormida... es una sensación asfixiante

- Te entiendo Marie, me siento igual.

Ninguna dijo más, ella se acostó conmigo y nos quedamos dormidas, nunca lo habíamos hecho antes. Cuando estaba a punto de abandonarme al sueño, me pareció escuchar sonar mi celular desde el piso, pero hoy no tenía fuerzas para nada más. Mañana sería un nuevo día.


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Holii,

Capitulo cortito, lo sé. 

Gracias por todos los comentarios y votos, me ayudan pila para que este pequeño librito siga creciendo y llegándole a mas gente.

Ahora tengo una pregunta importante para ustedes y necesito RESPUESTAS jajjaja

¿Fran y Merie están destinados a estar juntos, o al fracaso? 

Les leo !!

Besuu

UNA ULTIMA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora