Capitulo 10.

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Entre a mi habitación con una toalla en mi cabello y otra sobre mi cuerpo. Por suerte mi casa estaba cálida por la calefacción central, es más podría caminar desnuda y mojada por los pasillos de la mansión y no tendría problemas de frio. ¿Por qué estaba pensando en caminar desnuda por mi casa? A veces me sorprendo de mi misma, hoy mientras cantaba con Ian, sentí esa cosa en la panza que hace tiempo no sentía, cuando estas segura que hay algo entre dos personas, pero no tenes claro muy bien que es. No tengo ni idea que es lo que hay entre Ian y yo. Nunca pasó nada, nunca hubo indicio de atracción sexual entre ambos que hiciera prender mi alarma; pero hoy todas las alarmas se prendieron. Sentí la piel erizarse, y estoy segura que mientras el cantaba, yo mordía mis labios y pasaba la lengua sobre ellos. Es lo que le pasa a mi cuerpo cuando alguien me atrae y hoy no había dudas que estaba más que atraída a Ian.

Ahora la pregunta que me tenía que hacer es ¿esta atracción es real, o es fruto de imaginación y mi nerviosismo de encontrarme nuevamente con Fran? Tengo una gran imaginación, siempre lo digo, hay muchas posibilidades que lo que sentí, solo lo haya sentido yo y que para Ian no haya sido otra cosa más que un dúo musical.

Decidí dejar de prestarle atención a mis pensamientos y centrarme en mi look para hoy. Me mire en el espejo y deslice la toalla fuera. Mi cuerpo había cambiado, ni para bien, ni para mal, ahora era el cuerpo que yo quería tal vez si con algún kilo de más, pero era un cuerpo feliz. Me gire apenas para observar el tatuaje que me había hecho en Barcelona, debajo de mi seno izquierdo "stay wild" (en español sería algo así como mantente salvaje, no en vano me lo hice en inglés). Ser salvaje para mí significaba irremediablemente ser libre, iban de la mano. Tal vez no es la mejor personalidad ser salvaje, porque implica un grado de impulsividad inesperada pero durante gran parte de mis 29 años de vida, yo fui un gatito domesticado, que ni si quiera se animaba a escaparse en la noche por los tejados. Necesitaba ser salvaje, era lo único que hoy me mantenía cuerda.

Mi cabello había crecido bastante y lo azul de él había desaparecido. Me gustaba llevarlo suelto y peinando con mis dedos. No quería controlar ni mi pelo, así de salvaje y libre quiera ser. Me puse un sutien negro y una tanga de encaje, aun con mi pelo húmedo me veía totalmente tentadora. Mi parte salvaje quería obligarme a salir a caminar por el pasillo que separaba el cuarto de Ian con el mío, por si tentaba la suerte y tenía un momento candente contra la pared. ¡Dios mío! ¿Por qué estaba tan caliente?

Por suerte gano la cordura y me quede encerrada en mi cuarto. Me puse un cross top negro cruzado que me dejaba la espalda al descubierto, decidí que esta noche mis chicas iban a ir libres, por lo que me saque el sutien. Me puse un pantalón símil cuero tiro alto, que dejaba solo asomarse una pequeña franja de piel de mi cintura. Unos buenos tacones también negros me daban el toque final. No está bien que yo lo diga pero, estaba de infarto y eso que aún no había terminado.

Me senté frente al tocador y me dedique a maquillarme, solo me puse rímel y un deliñado sencillo, pero si destaque mis labios, con un rojo mate. Unos aros en mis orejas y un pequeño collar en mi cuello y estaba pronta.

Mientras que me ponía una campera de cuerpo, salía de mi cuarto en busca de mi amigo. Mi pelo ya se había secado de forma natural, dándole el aspecto que a mi tanto me gustaba. Abrí la puerta del cuarto de Ian sin tocar y ese fue un gran error, porque no estaba para nada preparada para lo que vieron estos ojitos.

Ian se estaba terminando de subir su vaquero, su abdomen estaba totalmente expuesto para mi observación. No pude evitar relamerme al ver su perfecto torso, con algo de vello que desaparecía por la entrada de su pantalón. Lamer, era lo que quería. ¡Urgente un balde de agua fría!, por suerte se puso una camisa holgada azul y con palmeritas. Con eso termino mi deleite visual.

UNA ULTIMA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora