Capitulo 12.

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¿Qué acaba de hacer? Acababa de tener sexo salvaje con Ian Shaff, el mismísimo Ian, estrella de la música, mi amigo y roomie. Acaba de volver a destruir todo lo que teníamos, nuestra amistad libre de segundas intenciones o secretos, porque estaba segura que después de esta noche no podría ser la misma Marie de siempre con él, se me iba a caer la cara de vergüenza.

La culpa de todo esto la tenía Fran por habernos traído a un lugar como este. Me encantaría poder usar la carta del alcohol para justificar lo que habíamos hecho, pero ni eso tenía ya que estaba más fresca que una lechuga.

No me detuve hasta que llegue a la barra, me pedí un ron con coca y trate de recomponerme un poco. Sopese mis opciones escaparme e ir a dormir a un hotel y no dar la cara con Ian, o ser una niña grande, volverme en el auto con él y de paso aclarar que lo que paso no significa absolutamente nada. Porque no significa nada ¿verdad?

Una mano familiar me toco el hombro, al girarme me encontré con Nati sin remera ¿Dónde había quedado su blusa? Mejor ni preguntar, ella sin decirme nada me tomo de la mano y me arrastro a la pista. Me sentí nuevamente como una mujer sin preocupaciones y disfrute de la música que sonaba y del bailar libremente sin ningún tipo de vergüenza y sin ninguna mirada juzgona de mis movimientos.

- ¿Estás bien Marie? – me grito Nati sobre la música, a lo que yo simplemente asentí y seguí bailando. Pero ella no era estúpida y no se pensaba dar por vencida.

- ¿Es por Fran? – volvió a arremeter ella sin ningún tipo de tacto, como yo no le conteste intento meter un poquito más profundó su dedo en mi culo - ¿Te jodió verlo con Alma? ¿es eso, te diste cuenta que lo amas de verdad y estas planeando como sacarla del mapa? Desde ya te digo que en esta no te ayudo, ella me cae bien.

No les voy a mentir, ver a Fran con Alma me había despertado un sentimiento extraño, algo así como una nostalgia por algo que no podría tener jamás. Verla a ella fue el empujón que me faltaba para poner lo mejor de mí y dar un paso al costado. Ya no solamente por mis miedos, sino porque no quiero ser esa clase de persona que no condice su forma de pensar con su forma de hacer. No quiero ser una hipócrita, y para peor Alma parece ser una buena chica.

Pero la verdad que lo que me traía en este estado de incomodidad que Natalia notaba, no era haber visto a Fran y Alma, sino lo que había pasado hacia no más de una hora. ¿Era una buena idea contárselo? Obvio que si, Nati es mi mejor amiga, no hay mejor consejera que ella.

- No es eso. Si me movió algunas cosas conocerla, pero otro tema me trae peor.

- ¿Qué paso? Me estas asustando

- No vamos a hablar de esto a los gritos en el medio de un club fetichista, busquemos algún lugar tranquilo, debe haber algún patio para fumar imagino yo.

- ¡Vamos! – me dijo ella, tomándome de la mano y yendo a buscar algún lugar donde conversar.

Teníamos toda la razón al pensar que había un patio para fumadores, solamente que no era el patio que nos imaginábamos. Me recordó a la película del jardín secreto. ¡Había hasta un estanque con peces de verdad! Nos sentamos en unos sillones de mimbre con almohadones de color beige, en ellos había unas frazadas que serían para taparte en las noches frescas de otoño.

- ¿Y? Contame que te trae tan mal

- Mal no es la palabra correcta... estoy... alterada

- ¿Qué te tiene alterada?

- Tuve sexo, frente a muchas personas

UNA ULTIMA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora