XXXV Opportunity

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El cielo resplandece con una luz amarillenta, obligándome a entrecerrar los ojos, intentando ver más allá de una nube de misterio.

Entre humo expansivo, un sonido gutural nace, dejándome en evidencia la carencia de sentido en la realidad.

Cuando el hilo de raciocinio vuelve a formarse en mi cerebro soy testigo de un encorvado titán envolviéndose en los cuerpos de sus compañeros, mordiendo su cuello y saltando de un lado a otro como si de un deportista se tratase.

Los latidos de mi corazón toman una marcha veloz, extasiado por la escena ante mis ojos.

Es una oportunidad.

No me importa la connotación, no por ahora. El asunto complicado a tratar surgirá cuando esté viva en la legión de reconocimiento, con el pecho alzado en orgullo y bebiendo, seguramente, un té con una bella vista al campo de entrenamiento, quizás hasta leyendo el libro que en estos momentos es protegido en la bolsa abrazando mi pecho.

Cuando la torre vuelve a tambalearse por el caos a inferior, jalo a Connie que está a mi lado conmigo, golpeándonos con una de las protuberancias que sirven de barandal.

—Gracias...— Se soba la cabeza mi compañero, reconociendo el peligro de estar a metros de una caída libre. Asiento, percatándome que Krista es sostenida por la bota por Reiner, con el torso en el aire en peligrosa instancia.

Doy un paso atrás, decisión que unos segundos después me retracto, pues el tacto del fornido rubio en la pierna ajena se vuelve agresivo, provocando quejidos y espasmos en nuestra compañera.

—Ya, ya sabemos que eres fuerte y rápido, suéltala—. Mientras intento apartar a Reiner, con varios centímetros y kilogramos de masa muscular de diferencia, escucho que Connie intenta lo propio, centrándose en la fémina. —Mierda, razona—. Golpeo su pectoral con el puño, viendo hacia arriba el rostro contraído en seriedad con mirada perdida en su agarre.

No es hasta que lo empujo con toda mi fuerza, lanzando mi peso contra él sin mediar consecuencia, que despierta de su trance, retrocediendo ante el empuje. Pierdo el equilibrio, recobrándolo apenas.

—Perdónenme—. En contraste con Krista, yo entrecierro los ojos y me cruzo de brazos, frunciendo el ceño ante su actuar.

Entiendo la situación, entiendo que Ymir siendo igual que Eren solo que en una figura reducida, sea impactante, pero hay que comprender que el peligro que seguimos corriendo es la prioridad, después se verá con los altos mandos de la legión la resolución, ni siquiera la decisión está en nuestras manos.

Me mantengo al margen de la conversación que mantienen mis compañeros, solo limitándome a observar como el titán de Ymir va dejando una estela de muerte y vapor a sus espaldas.

Es difícil vincularla con ese ser, si no fuese porque lo vi en primera persona, me habría reído del pobre rufián narrador o, por lo menos, lo ignoraría.

¿Sabrá acerca de algo?, ¿Tendrá información valiosa para el avanzar de la humanidad?

No puedo esperar para que el comandante y el cuerpo en sí se entere.

Si es que logramos sobrevivir de esta tragedia.

Que no quede mi silencioso cadáver con las palabras en la garganta.

Sin embargo...

"¿De que lado creen que está?"

La cuestión de Connie me deja en blanco, y es que es verdad, pero... ¿no es el error que cometieron aquella fatídica vez que Eren se convirtió en titán?

Uno para el otro (Levi Ackerman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora