Nicolás es un músico arrogante que está acostumbrado a tener todo lo que desea sin esforzarse. Sabe que su cuerpo, cubierto de tatuajes, es deseado por miles de mujeres (y muchos hombres), más cuando se enteran del piercing que tiene por ahí abajo...
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Nicolás
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Mi vida no puede irse a la mierda por partes, no, todo tiene que ser al mismo tiempo. Ni pude dormir y esta vez Gigi no es la culpable, sino Teresa.
Mi exnovia ya se ha casado y, apenas ayer, avisó en todas sus redes sociales que están embarazados. El mensaje en su imagen del ultrasonido era: «¡Vamos a ser papás!».
¿Todos están teniendo hijos o qué? No puede ser.
Han pasado años y ya no siento nada por ella, pero eso no cambia el hecho de que pudo ser mi esposa y ese mi hijo, ¿qué hago con eso? Por mi culpa todo se fue al carajo, por no controlarme, por ser un jodido niño inmaduro. Nunca debí engañarla, jamás. Ella es una chica maravillosa, única, ¿por qué hice eso?
Esa palabra «único», la escucho en mi cabeza con la voz de Mailén y es raro. Fue la forma segura de decirlo, la certeza de que estaba confesando una verdad universal, la que ocasiona que me sienta así.
¿Ella piensa que soy único? ¿Cómo o por qué? Intenté tocar la guitarra y no resultó, lo mío es el bajo eléctrico. Sé un poco de otros instrumentos por los chicos, pero nunca puse demasiado interés en ello. No soy un gran músico, soy promedio y no compito en nada con los demás que son talentosos en todo lo que hacen. No entiendo cómo Mailén podría considerar que soy único cuando se relaciona con los demás todos los días.
A veces siento que perdí el control de mi vida. Hasta hace unos años sentía que estaba conquistando el mundo. Pude comprar una casa a mis padres, vivo en este departamento lujoso, tengo mi motocicleta, el automóvil del año, ropa costosa y todo lo que pueda querer comprar con dinero, ¿qué más puedo pedir...? Nada, y ese es el problema. Que no puedo comprar algo para llenar el agujero negro que habita adentro de mí.
Estos son los pensamientos que han rondado en mi cabeza desde ayer cuando vi la publicación de Teresa. La espío con una cuenta falsa, como un total cobarde. Nunca le pedí perdón por lo que hice, no de forma sincera y con el peso que necesita una disculpa como esa. Quizá debería hacerlo. No lo sé, no sé nada, sólo que hoy será un día lluvioso. Eso me lo dice el cielo encapotado que observo desde el balcón.
Es temprano para usar el vaper, pero no sé qué más hacer para calmarme. Creo que necesito un cigarro, mierda.
Giovanna ocasionó que revisara las redes sociales de Teresa. Es una forma tonta de quitarme culpa, decir que fue por ella, porque no pude manejar que le enojara tanto que publicara esa fotografía.
Fui a jugar videojuegos con Henrik, no sabía que estaba Gigi. Ella se quedó a hacernos compañía, se sentó a mi lado en el sofá y la abracé mientras jugaba. Fue la mejor tarde de mi vida en mucho tiempo.
Gigi recostó la cabeza en mi pecho, hice la fotografía y la publiqué porque me gusta demostrar que soy importante para ella. Desearía gritarles a todos que Gigi estuvo conmigo, que esa mujer hermosa me quiso tanto como yo todavía la quiero.
