Capítulo 8

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Nicolás

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Nicolás

🖤

—¡Tienes que parar! —irrumpo en la habitación de Henrik.

El guitarrista y Milo gritan mientras intentan cubrirse con la sábana. Estaban cogiendo, para variar, porque esos cogen creo que hasta más que Aura y Eric.

Fenrir, el perro, suelta un brinco que lo hace parecer un dibujo animado y procede a ladrar histérico como si el mundo fuera a acabarse. El gato no se en dónde está, menos mal, ese me hubiera arañado la cara por el susto.

—¡¿Qué te sucede?! —grita Henrik. La sábana cubre hasta su cintura, Milo ya ha pasado del grito a la risa y está recostado al lado con las manos sobre la cabeza—. ¡No puedes entrar al departamento así!

—¡Tú siempre entras así a mi departamento!

—¡Pero yo tengo una pareja!

—¡¿Y?! ¡Me has interrumpido cogiendo!

—¡Con desconocidas!

—¡¿Y?! ¡¿Ahora me vas a decir que eres un santo?!

Henrik infla los cachetes como hámster, eso me hace sonreír. Está indignado, pues sabe que no puede acusarme de promiscuo cuando él fue igual o peor.

—¿Qué quieres? —pregunta con más calma—. Y no estábamos cogiendo, Fenrir está aquí... No me gusta que vea.

—Qué propio —ironizo.

Milo suelta una risita y se sienta.

—¿Qué pasa, Nico? —inquiere éste—. ¿Todo bien?

—No, no lo está. Tu novio está molestando a Mailén.

Henrik deja caer la quijada al tiempo en que Milo gira el rostro para observarlo.

—¿Es cierto, Henrik?

—¡Es una vil mentira! ¡Tu noviecita intentó romperme la rodilla con la puerta del auto! —exclama con renovado coraje y luego mira a su novio—. ¡Tú viste el moretón!

Milo esboza esa sonrisa apacible que siempre logra hacernos sentir mejor. Es una persona que emana paz y calma.

—No es un moretón grave, Henrik... Dudo mucho que quisiera romperte la pierna.

—¡Pero pudo lograrlo!

—Y no es mi novia —intercedo—. Es una amiga y estás siendo muy grosero con ella.

—¡¿Yo?! —Coloca una mano sobre su pecho como si mis palabras hubieran perforado su piel—. ¡Ella es una salvaje y mandona!

—Dices eso porque no está babeando por ti.

—¡Tengo novio!

—¡Y te encanta ser el centro de atención! —asevero.

—¡Milo! —pide ayuda a su novio—. Di algo.

1. Una Melodía Inefable para los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora