Capítulo 20

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Mailén

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Mailén

🖤

Mike es de los que dicen que no le toman importancia a su cumpleaños, pero si no lo felicitas... ¡Uy! ¡Prepárate para su indiferencia! Ya lo conozco, así como toda la familia, sé que hasta mis padres le han enviado felicitaciones por mensaje de texto, incluso Claudia. Mi hermana ya está en las grabaciones de su reality show donde claro que tiene su celular, no está incomunicada ni nada de eso.

La recepcionista hasta le entregó a Mike una caja de chocolates caros cuando pasamos a su lado; mi tío estaba más que feliz... ¡Todos en la empresa recordaron su cumpleaños! Así que las grabaciones han sido tranquilas sin importar que MalaVentura ya tuvo una entrevista en línea. Todo marcha a la perfección en su cumpleaños.

Nicolás me sonríe desde el interior de la cabina de grabación, respondo igual. No pasamos la noche juntos, sino que se fue a casa cuando terminó el mariachi.

Ya podría ir al gimnasio, tengo una rutina aprobada por el médico y he hablado con el entrenador de Nicolás; puedo entrenar de acuerdo con mi condición física. Pero casi no dormí y quería mantenerme espabilada para soportar hasta la cena.

Nidia y Mike se han mensajeado todo el día. Son una pareja tan tierna, suspiro sólo con ver a mi tío responder los mensajes cursis de Nidia. Sin embargo, esa dulzura cambia por disgusto.

—Gustavo está aquí —avisa con un suspiro.

—¿Ya llegó? —inquiere Dimas—. ¿No llegaba el lunes?

—Es por la cena. Nidia los invitó.

Todos intercambian una mirada, soy la única que no comprende el ambiente tenso que ha nacido.

—¿Sucede algo? —inquiero.

—No, nada. Es un poco terco —explica Mike—. Quiere hacer mucho en poco tiempo para marcharse otra vez con su familia.

—¿Vino solo? —pregunta Minerva.

—No sé, supongo que no. De seguro vino con su novia y su hija, pero no creo que estén en la disquera.

Mike se concentra de nuevo en el celular. Entretanto, Nicolás termina de grabar y escuchan con atención la canción. Cristal dice que ha quedado más que perfecto; no sé de música, pero es Nico, así que opino lo mismo.

—Mailén, ¿podrías ir a buscarlo? —me pide Mike—. Debe estar en mi oficina.

—¿Debe?

—No me contesta.

Minerva pone una mano en mi hombro.

—No te quedes boquiabierta, ¿sí?

Nicolás sigue adentro de la cabina en espera de saber si debe volver a grabar o ya puede salir, pero nota la risa divertida de todos con el comentario de la violinista.

1. Una Melodía Inefable para los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora