Capítulo 16

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Nicolás

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Nicolás

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—Sube, Nicolás —ordena Mike y me toma del brazo.

—Pero...

La cara de Mike me convence, está pálido, pero no quiero marcharme. Mailén está más pálida que su tío y toda la alegría se ha esfumado de su rostro, es como si hubiera visto un muerto.

—¿Qué pasa? —pregunta Nidia, quien acaba de llegar—. ¿Qué hacen aquí?

Debieron averiguar la hora de nuestro vuelo. Si las admiradoras lo supieron, es posible que ellos también.

—Sube —repite Mike—. Dimas, suban, ya. El vuelo está por salir.

—¿Y Mailén? —pregunto cuando Mike me suelta, pero en su lugar me sujeta Dimas.

—Es su familia.

Es la respuesta más simple y compleja, tal como lo es una familia.

Dimas tira de mí, primero suave y, cuando nota que no puede moverme, emplea fuerza hasta que logra hacerme avanzar dos pasos.

—No tardamos —me calma Mike—. Me quedaré con ella. Ustedes suban.

—Mike...

Claudia, la hermana de Mailén, está diciéndole algo en voz baja, no podemos escucharla.

—Créeme que Mai no quiere que veas esto —susurra Mike—. Sólo ve.

La relación con su familia parecer ser su único punto débil.

Acepto seguir a Dimas, pero antes me giro hacia Mai y ella desvía la mirada hacia mí. Esboza una sonrisa que pretende tranquilizarme cuando el que quiere calmarla soy yo.

Ella vuelve la atención a su familia, sus padres se han acercado, así como Mike y Nidia. Esa no parece una feliz reunión familiar.

—Qué mierda —mascullo y me zafo del agarre de Dimas—. ¿Qué hacen aquí?

—¿Su hermana es Claudia Durán?

Mierda, sí que es jodido cuando dicen eso, ¿cómo pude preguntarle lo mismo?

—Sí, Dimas, es esa Claudia.

—¿Por qué no lo dijo?

—No sé, tú no te presentas diciendo quiénes son tus padres, ¿o sí?

Dimas no dice más. Pobre, no tiene la culpa de la ira que me invade por personas que no conozco, pero que son las únicas que roban toda la alegría de Mailén.

Gigi está esperando por nosotros. Nos mueve las manos para que nos apresuremos, Dimas corre, pero yo avanzo a paso lento porque si me deja el avión sería perfecto.

—¿Y Mailén? —pregunta ella cuando llegamos a su lado.

—Ya viene —resumo.

Gigi parece preocupada. Sus largas pestañas se agitan y escrudiña el pasillo por donde venimos.

1. Una Melodía Inefable para los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora