Solitario

Capítulo 8. De infinitos y una tragedia.

Khaotung ha preparado café para mí desde hace rato pero no tengo energía para probarlo. Aparte de nosotros dos no hay nadie más en las oficinas de la reserva ya que Kenji, Aof y Nammon están ahora en el bosque debido a que los rastreadores de los lobeznos han dejado de emitir señales de repente lo cual indica que probablemente el equipo esté dañado. 

Al menos eso es lo que Khaotung quiere pensar, yo mismo no quiero imaginar ningún otro tipo de posibilidades. Un suspiro enorme sale de mis labios. A la  enorme tristeza de mi corazón se une también la preocupación por los pequeños lobos. Espero que esten bien, me hubiera gustado ir yo mismo a asegurarme de que todo esté en orden pero Aof no requirió mi presencia en el  bosque porque se supone que justo ahora debo estar disfrutando de mi día libre con Earth y New. 

Al pensar en ellos siento que mi corazón vuelve a partirse en mil pedazos más aunque creí que ya no sería posible. Sin embargo, cuando se trata de dolor, creo que no debe haber límites. Mi corazón se duele en mi pecho. Sé que seguirá doliendo sin que yo lo pueda evitar. He pasado las dos últimas horas de mi vida llorando y Khaotung me ha dejado hacerlo tranquilo. Después de mi estallido inicial mi compañero me dijo que lo mejor sería cumplir con nuestro horario en la reserva y tratando de distraerme, me contó acerca del problema con los rastreadores. 

Y al llegar a las oficinas, simplemente me dejé caer en uno de los mullidos asientos de la sala de juntas. Khaotung me dijo que debía poner en orden algunos asuntos haciendo algunas llamadas a nuestros proveedores antes de poder hablar conmigo y yo no sé si tendré la fuerza suficiente para enfrentar esa conversación. No sé qué voy a decirle porque ahora que puedo pensar todo de forma fría, mi arrebato emocional carece de toda lógica. No sé qué explicación puedo darle así que me hago un ovillo en mi asiento e intento poner mi mente en blanco pero no funciona. Las palabras de Earth siguen haciendo eco en mi corazón. 

Lo intento, Newie. Me esfuerzo. 

Esa frase vuelve a doler dentro de mí porque ahora sé que soy simplemente un deber en la vida de Earth. Jamás seré más que eso. Y ahora que lo sé no puedo evitar preguntarme si todo lo que los dos hemos vivido hasta ahora y que fue tan agradable para mí sea algo horrible para Earth. Debe serlo, ¿no es así? Él simplemente estaba intentando ser cortés con un empleado. Earth sólo estaba siendo amable conmigo porque él es así y yo elegí creer que él podía llegar a sentir algo por mí. 

Qué estúpido eres, Mix, me digo. Eres un estúpido de primera categoría. Fuiste tú quien creó historias en tu cabeza. Fuiste tú quien decidió crear un cuento de hadas donde no lo había. Earth no ve en ti más que a un médico talentoso que puede ayudarle a llevar a cabo su deber en Bangna. Y debería bastarte con eso, Mix. Earth y su familia te contrataron específicamente para que fueras un buen empleado y listo, no puede haber más. 

La crueldad de mis pensamientos no me sorprende. Sé que debo ser cruel conmigo mismo ahora porque debo volver a mis cinco sentidos. No puedo hacer escenas frente a Earth porque se supone que yo no he escuchado nada de lo que ha dicho. No tengo derecho a mostrarle mi corazón roto. Vamos, ni siquiera tengo el derecho de sentirme así de herido porque todo estaba en mi mente. Earth no ha hecho nada para herirme. Fui yo. Sigo siendo yo. 

El agujero negro donde antes latía mi corazón se contrae de nuevo y cierro los ojos. Quizá la oscuridad me ayude a serenarme. Tengo que calmarme. Tengo que estar bien. 

Estaré bien. Estaré bien. Tengo que estar bien. Pero no lo estoy. No sé cómo volver a ser el Mix que era hace apenas unas cuantas horas. 

Mis ojos se abren de nuevo después de un rato y miles de pensamientos crueles más. Miro que Khaotung atraviesa por fin la puerta de nuestra sala de juntas y no puedo evitar temblar de miedo. Sé que ahora tendremos esa conversación que no puede evitarse. Sé que él querrá saber qué está pasándome y ahora sé que debo ser sincero con él. En primer lugar porque de verdad necesito hablar con alguien y él, de todos mis compañeros, me parece ser una persona digna de confianza. Y en segundo lugar, creo que ser sincero con él es lo menos que le debo por aguantar mi llanto sin decir nada al respecto.