Creo que hubiera preferido encontrar a la mujer vampiro observándome a través del mostrador del café que a Paula.
No lo sé, una mujer con tatuajes por todo su cuerpo, piercings e incluso cuernos o Laura, era una decisión difícil. Ambos eran horribles en sus propias y únicas formas.
La multitud de la hora del almuerzo había disminuido en unos pocos determinados clientes, quedándose por la tarde con sus lates y sus pasteles franceses.
Había sido un día ocupado y Lujan había estado distraída, estropeando pedidos. No actuaba como ella misma en absoluto. La había mirado en una mesa de la esquina con una taza de té por un rato. Luego volvimos a estar ocupadas. Cuando le pregunté qué pasaba, sólo me despidió con un gesto. A la final, la arrinconaría. Y ahora aquí se encontraba Paula.
Necesitamos hablar -dijo-
Su pelo castaño se hallaba atado hacia atrás y su maquillaje era mínimo. No había ninguna de las ostentaciones de Los Ángeles en ella ahora. En todo caso, lucía abatida, apagada. Todavía con un toque de zalamería, pero vamos, era Paula después de todo. ¿Y qué demonios hacía aquí?
Lujan, ¿estará bien si tomo mi descanso?
Lujan organizaba estanterías atrás. Acababa de regresar de su descanso, haciéndome oportuna para el mío. Asintió, dándole a Paula una discreta mirada perversa. No importaba lo que sucediera con ella, Lujan era una buena persona. Reconocía un monstruo marino roba hombres cuando veía uno.
Paula se encaminó hacia afuera, con su nariz elevada y la seguí. El flujo habitual del tráfico de la ciudad trascurría. En lo alto, el cielo era azul claro, un perfecto día de verano. Me hubiera sentido más cómoda si la naturaleza hubiera estado a punto de arrojar un balde cargado de lluvia sobre su perfecta cabeza, pero no iba a pasar. Luego de una breve inspección del exterior, se posó en el borde de un banco.
Tomas me llamó. -anuncio-
Tomé asiento un poco más lejos de ella
Al parecer se tiene que disculpar con las personas como parte de su proceso de rehabilitación. -uñas con perfecta manicura golpearon el asiento de madera- No fue realmente una disculpa, de hecho. Me dijo que necesitaba venir a Portland y corregir la mierda que había causado entre Pablo y tú -observó determinadamente al frente- Las cosas no están geniales entre Diego y él. Amo a mi primo. No quiero que se peleé con Pablo por mí.
¿Qué esperas que haga, Paula?
No espero que hagas nada por mí. Solo quiero que escuches -bajó su barbilla, cerró sus ojos por un segundo- Siempre imaginé que podría tenerlo devuelta cada vez que quisiera. Después de que tuviera un par de años para calmarse, claro. Nunca llegó a engañarme, éramos la primera experiencia del otro. Así que sólo aguardé mi momento, dejándolo volar libre. Yo era su único y verdadero amor, ¿cierto? No importara que hubiera hecho todavía se encontraba allí afuera tocando esas canciones sobre mí noche tras noche, usando nuestro pendiente incluso después de todos estos años...
El rugido del tráfico pasaba, las personas charlaban, pero estábamos apartadas de eso. No muy segura de si quería escuchar esto, pero absorbí cada palabra de cualquiera manera, desesperada por entender.
ESTÁS LEYENDO
¿QUÉ PASÓ AYER? - PABLIZZA
RomanceDespertar en Las Vegas nunca debió ser así. • Esta es una adaptación. Todos los créditos correspondientes a la escritora original. & RW