Nadie se fijó en mí mientras me arrastraba escaleras abajo.
Me escabullí en la esquina más cercana y me dispuse a ver a la gente hermosa en acción. Era fascinante. Cuerpos se retorcían en una pista de baile en el medio de la habitación. Alguien encendió un cigarro cerca, llenando el aire de un intenso aroma picante. Nubes de humo se elevaban hasta el techo, a unos veinte metros. Diamantes y dientes brillaban, y sólo eran algunos de los hombres. La abierta opulencia luchaba en la multitud mixta. No podrías encontrar gente más atractiva si lo intentaras.
No había señales de Guido, por desgracia. Al menos él había sido amable.
Eres nueva -dijo una voz a mi lado, sorprendiéndome mucho. Salté un metro, o al menos un par de centímetros-
Un hombre en un traje negro se apoyaba contra la pared, con una copa de algún licor. Este traje negro pulido era otra cosa. Era probable que el de Peter hubiera salido de una tienda de segunda mano, pero no este. Nunca había entendido el atractivo de una corbata y un traje antes, pero este hombre lo llevaba muy bien. Emanaba la misma genialidad que Pablo. Apuesto, por supuesto.
Sabes, si te mueves otro paso más desaparecerás por completo detrás de esa palmera -tomó otro trago de su bebida- Así nadie te verá.
Lo tendré en consideración -no me molesté en negar que me estaba escondiendo. Aparentemente, eso ya era evidente para todos-
Sonrió, mostrando una dentadura igual de perfecta que la del resto. Se inclinó más hacia mí, con el fin de ser escuchado por sobre la música, probablemente. El hecho de alejarse un paso de tamaño decente parecía innecesario. El espacio personal era una cosa maravillosa. Algo sobre este tipo me asustaba, a pesar del traje elegante.
Soy Tomas.
Marizza -me presenté-
El frunció sus labios, mirándome.
No, definitivamente no te conozco. ¿Por qué no te conozco?
¿Conoces a todos los demás? -había incredulidad en mi voz- Hay mucha gente aquí.
Sí, las hay -concordó- Y sí, las conozco a todas. A todas excepto a ti.
Pablo me invitó -no quería usar su nombre, pero estaba siendo presionada en una esquina, metafórica y literalmente mientras Tomas se acercaba más a mí-
¿Lo hizo? -sus ojos se veían mal, sus pupilas eran pequeñas. Había algo mal con este tipo. Se quedó mirando mi rostro un momento, y luego sus ojos me recorrieron el cuerpo haciéndome sentir cohibida y pequeña-
Sí, lo hizo.
Tomas no parecía exactamente contento con la noticia. Echó hacia atrás su bebida, terminándola en un gran trago.
Así que Pablo te invitó a la fiesta.
Me invitó a quedarme por un par de días -dije, lo que no era una mentira. Afortunadamente, con suerte, se había perdido las noticias sobre Pablo y yo. O tal vez estaba demasiado drogado como para sumar dos mas dos. De cualquier manera no lo iba a corregir-
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¿QUÉ PASÓ AYER? - PABLIZZA
RomanceDespertar en Las Vegas nunca debió ser así. • Esta es una adaptación. Todos los créditos correspondientes a la escritora original. & RW