06 - PEQUEÑA NOVIA

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Pablo se giró, y al verme, frunció el ceño. En esta luz sus ojos lucían oscuros y, claramente, infelices.  

Marizza.  

Hola -salude-

-Guido comenzó a reír 

Esa es casi la única palabra que he sido capaz de sacarle. En serio, hombre, ¿tu esposa siquiera habla?  -pregunto Guido burlon-

Ella habla -su tono de voz hizo obvio lo mucho que deseaba que nunca lo hiciera de nuevo, o al menos no con él escuchando-

No sabía qué decir, generalmente, no buscaba amor universal ni aceptación. Sin embargo, la hostilidad abierta seguía siendo algo nuevo para mí.  

La morena se rió entre dientes y frotó sus abundantes pechos sobre el brazo de Pablo como si estuviera marcando alguna clase de territorio. Por desgracia para ella, él no parecía notarlo. Estaba muy ocupado lanzándome una repugnante mirada mientras su boca se mantenía fruncida en un claro gesto de irritación. Encantador. Y aún así, ella me miró como si fuera una competencia, así que eso estimuló mi ego. Me paré más alto y miré a mi esposo a los ojos.  

Gran error.  

El cabello castaño rubio de Pablo había sido empujado hacia atrás, logrando amarrarse una coleta con algunos mechones de cabello cayendo alrededor de su rostro. Lo que debería haber apestado a despreciable narcotraficante funcionaba en él.  

Por supuesto que sí, como diablos no.  

Probablemente podría hacer que un sucio callejón pareciera una suite nupcial. Una camiseta gris moldeaba sus anchos hombros y unos desgastados pantalones de mezclilla cubrían sus piernas. Sus botas negras estilo militar estaban cruzadas en los tobillos; lucía cómodo, a su gusto, porque él pertenecía aquí.  

Yo no. 

 ¿Te importa conseguirle una habitación? -le preguntó mi esposo a su amigo

Guido resopló. 

¿Parezco tu maldito mayordomo? -bramó- Le enseñarás a tu propia esposa una habitación. No seas un idiota.  

No es mi esposa -espetó hostil-

Cada canal de noticias en varios países no estaría de acuerdo contigo en eso -Guido alborotó mi cabello con una gran mano, haciéndome sentir de ocho años- Te veré más tarde, pequeña novia. Encantado de conocerte.  

¿Pequeña novia? -pregunté sintiéndome despistada-

 Guido se detuvo y me sonrió. Él tenía una sonrisa muy bonita.  

¿No has oído lo que están diciendo? -negué con la cabeza- Probablemente es mejor -con una última sonrisa se alejó

Pablo se desenredó de la morena. Sus carnosos labios se apretaron con disgusto, pero él no la estaba mirando. 

¿QUÉ PASÓ AYER? - PABLIZZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora