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Secuestrando a una niña. Eso es increíble pero ilegal, Pablito. Probablemente vas a tener que devolverla.

Mi cabello fue echado a un lado, Guido apareció y se agachó a mi lado

Hola allí, pequeña novia. ¿Dónde está mi besito de bienvenida? -dijo Guido-

Deja a mi esposa sola, imbécil -Pablo le dio un puntapié y negligentemente lo empujó a un lado- Ve y consiguete una.

¿por que demonios querria casarme? Eso es para la gente loca como ustedes dos. Son buenas personas. Y mientras aplauda su locura no hay ninguna maldita manera de que siga sus pasos.

¿Y Quién diablos podría quererle? -La suave voz de Roco se movió junto a mí- Hola, Mari.

Hola, Roco -Quité una mano fuera de los bolsillos traseros de los vaqueros de mi marido y lo saludé- Pablo, ¿tengo que quedarme boca abajo?

Ah, claro. Es noche de cita. -Anunció mi marido-

Lo capto. Vamos, Roco . Iremos a encontrar a Elli boy. Él iba a ir a ese lugar Japonés para un bocado.

Correcto. —Las zapatillas de Roco se dirigieron hacia la puerta— Hasta luego, chicos.

¡Adiós! —Le dije agitando mi mano-

Buenas Noches, Marizza. —Guido también se fue y cerró la puerta detrás de ellos-

Solos al fin —suspiró Pablo y comenzó a moverse otra vez, caminando por un largo pasillo. Conmigo todavía sobre su hombro—. ¿Te gusta el lugar?

Lo que puedo ver de él es encantador.

Eso es bueno. Te voy a mostrar el resto más tarde. Primero lo primero, realmente necesito entrar en esas bombachas tuyas.

No creo que ellas te queden. —Solté una risita-

Me dio una palmada en el culo. Blanco relámpago caliente, aunque fue más bien de un choque que cualquier otra cosa

¡Dios, Pablo!

Solo estoy calentándote, chica divertida.

Giró en la última habitación al final del pasillo, pateó la puerta cerrada. Mi bolso fue arrojado a una silla. Sin una palabra de advertencia, me lanzó a una cama King-size. Mi cuerpo rebotó sobre el colchón. La sangre corrió hacia mi cabeza, haciéndola girar. Me quité el pelo de la cara y me levanté sobre mis codos.

No te muevas —dijo, en voz gutural. Él estaba de pie en el extremo de la cama, desvistiéndose-

La más asombrosa vista que existía. Podía verlo hacer esto siempre. Se dio la vuelta y se quitó la camisa, sabía en lo profundo de mis huesos que no era la jodida chica más afortunada del mundo.

Era la jodida chica más afortunada del universo. Esa era la verdad. No sólo porque era más que precioso y yo era la única que pudiera verlo hacer esto, pero la forma en que me veía a través de los parpados caídos todo el tiempo. La lujuria estaba allí, pero también un montón de amor.

No tienes idea cuantas veces te he imaginado acostada en esa cama esta última semana. —Se quitó sus botas y los calcetines tirándolos a un lado—. Cuántas veces casi te llamé el mes pasado.

¿Por qué no lo hiciste?

¿Por qué tú no lo hiciste? —preguntó, deshaciéndose del botón superior de sus pantalones vaqueros-

¿QUÉ PASÓ AYER? - PABLIZZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora