Finalmente logré desabrochar la estúpida cosa, con el corazón galopando dentro de mi pecho.
La conversación se volvió extrañamente pesada hacia el final. Me tomó por sorpresa. Sabiendo que me apoyó en Las Vegas, que me eligió por encima de sus amigos... eso cambió las cosas. Y me hizo preguntarme qué otra cosa necesitaba saber acerca de esa noche.
Espera -rebuscó entre la colección de gafas de sol, y sacó un par tipo aviador de diseño y me las entregó- Eres famosa ahora también, ¿recuerdas?
Mi trasero es el famoso aquí, mira qué dicha.
Él casi sonrió. Se ajustó la gorra en la cabeza y apoyó un brazo en el volante. El tatuaje de mi nombre estaba ahí, en toda su gloria. Era de color violeta en los bordes, y algunas de las letras tenían pequeñas costras.
Al menos yo no era la única marcada de manera permanente por esto.
Nos vemos en un rato -dijo-
De acuerdo -abrí la puerta y lentamente salí del coche. Tropezar y aterrizar sobre mi trasero delante de él debía ser evitado a toda costa-
Hice mis necesidades y luego lavé mis manos. La chica frente al espejo lucía unos ojos desorbitados y algo más; eché agua en mi rostro e hice un poco de control en mi cabello que se enredo un poco. Qué broma. Esta aventura deshizo cada uno de los intentos por mantener el control. Yo, mi vida, todo parecía estar en constante cambio.
Y eso no debería sentirse extrañamente bien como lo hacía.
Cuando volvía, él se encontraba de pie junto al Jeep, firmando un autógrafo a un par de chicos, uno de los cuales se hallaba ocupado haciendo una entusiasta actuación con una guitarra de aire. Pablo se echó a reír y le dio una palmada en la espalda. Él era amable, gracioso; continuó sonriendo, charlando con ellos, hasta que vio que me acercaba.
Gracias, chicos. Si pudieran mantener esto en secreto durante un par de días se los agradecería, ¿eh? Necesitamos un descanso de tanto alboroto.
No te preocupes -uno de los chicos se dio la vuelta y me sonrió- Felicidades. Eres más guapa en persona que en las fotos.
Gracias -lo saludé con la mano, sin saber muy bien qué hacer. Era lindo encontrarse con personas que no me quieran matar por casarme con Pablo. Fueron agradables-
Pablo me guiñó un ojo y abrió la puerta del copiloto para que subiera.
El otro muchacho sacó un teléfono celular y comenzó a tomar fotos. Pablo lo ignoró y trotó hacia el otro lado del vehículo. No habló hasta que estuvimos de vuelta en el camino.
Ya no estamos lejos -informó- ¿Todavía quieres que vayamos a Monterrey?
Por supuesto -sonreí-
Genial.
Escuchar hablar a Pablo sobre nuestro primer encuentro dio un nuevo giro a las cosas. Esa conversación despertó mi curiosidad. El hecho de que me eligió de algún modo esa noche... no creo que esa posibilidad se me ocurriera antes.
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¿QUÉ PASÓ AYER? - PABLIZZA
RomanceDespertar en Las Vegas nunca debió ser así. • Esta es una adaptación. Todos los créditos correspondientes a la escritora original. & RW