12 - ROJITA

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Afortunadamente, el baño más cercano se encontraba a sólo una cerca carrera.

Aseguré la puerta y me senté al borde del jacuzzi, tratando de hacer mi respiración lenta, tratando de mantener la calma. No había nada que pudiera hacer; la fotografía ya estaba circulando. Esto no era muerte. Era una estúpida fotografía mía en una posición comprometedora mostrando más piel de la que me gustaba, pero ¿y qué? Gran cosa. Acéptalo y continúa.

A pesar del hecho de que todos los que conocía probablemente la verían, peores cosas habían pasado en la historia del mundo. Sólo necesitaba ponerlo en contexto y mantenerme calmado.

¿Pia? -Pablo tocó la puerta ligeramente- ¿Estás bien?

Sí -no, no realmente-

¿Me dejas entrar?

Le di a la puerta una adolorida mirada.

Por favor -me pidió-

Lentamente, me paré y quité el seguro. Pablo caminó dentro y cerró la puerta detrás de él. Sin coleta hoy. Su claro cabello se esparcía por toda su cabeza libremente y enmarcaba su rostro. Tenía tres pequeños pendientes plateados en una oreja, jugando a las escondidas destrás de su cabello. Los miré porque encontrarme con sus ojos estaba fuera de cuestión.

No iba a llorar. No sobre esto. ¿Qué demonios le pasaba a mi ojos últimamente? Dejarlo entrar había sido tonto.

Me miró con el ceño fruncido.

Lo siento.

No es tu culpa -le dije-

Sí, lo es. Debí haberte cuidado mucho mejor.

No, Pablo -tragué fuertemente- Ambos estábamos ebrios. Dios, esto es tan espantoso, y vergonzosamente estúpido.

Él sólo me miró.

Lo siento. Oye, tienes permitido estar molesta. Ese era un momento privado y no debería estar circulando por internet.

No -concordé- Yo... en realidad me gustaría estar sola por un minuto.

Hizo un ruido, como un gruñido, y de repente sus brazos estaban alrededor mío, jalándome contra él. Me tomó con la guardia baja y tambaleé, mi nariz chocando contra su pecho. Dolió, pero él olía bien. Limpio, masculino y bueno... familiar. Una parte de mí recordaba haber estado tan cerca de él y era reconfortante. Algo en mi mente decía "lugar seguro". Pero no pude recordar cómo o porqué.

Una mano se movió incansablemente por mi espalda.

Lo siento -lo sentí besar mi cabeza y recostar su mentón en el mismo lugar-Malditamente lo siento.

La amabilidad era demasiado. Las estúpidas lágrimas afloraron.

Nunca le muestro a nadie mi trasero y ahora está en cada rincón de internet.

¿QUÉ PASÓ AYER? - PABLIZZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora