Caso cerrado

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Hank llegó por fin a la cafetería pija donde yo le estaba esperando, sentada en la mesa exterior que reservé para los dos. Llevaba tanto tiempo esperando que había comenzado a anochecer.

— ¡Por fin te veo! —rio al verme, y se sentó en su silla. Al verme enfadada, cruzada de brazos y sin dirigirle la mirada, se disculpó—. Perdona, sé que siempre llego tarde, pero nunca sé dónde dejar el coche.

Le eché una mirada severa.

—Vale, me has pillado. Estaba agotado y me quedé frito en el sofá, me ha despertado Sumo.

Más satisfecha, me relajé y llamé al camarero. Éste vino enseguida, sonriente.

—Buenas, ¿qué desea? —le preguntó a Hank.

— ¿Me puede poner una cerveza?

El camarero me miró extrañado, pero le hice una señal y dijo:

—Claro. Y tú lo de siempre, ¿verdad, Martha?

Asentí y se fue corriendo.

— ¿Eres ese tipo de cliente? —se extrañó Hank—. Ya sabes, los que les sobra el dinero y bajan todos los días a desayunar a su cafetería de confianza.

Me encogí de hombros con una sonrisa desanimada.

—Bueno, ¿cómo estás? ¿Has conseguido mejorar algo?

—No —respondí con un hilo de voz.

—Con poco más de tiempo lo conseguirás, ya lo hiciste antes —le dirigí una mirada incrédula—. ¿Qué te pasa?

—Baja —respondí con la misma poca fuerza.

— ¿Ya estás cansada de tu baja? —se rio, e hice un gesto con la mano hacia atrás—. Así que ya hace mucho tiempo...

Asentí con ímpetu.

—Abu... —dije y cogí mucho aire—. Ida...

—Pues para que no estés tan aburrida, te he traído esto —sacó un periódico digital y me lo enseñó complacido.

Leí la portada. Ponía: "Bailey O'Donnell lanza su nueva ley para la integración de los androides".

Ya había leído mucho las noticias, y era bastante frecuente encontrar artículos así. Creo que era una de las razones por las cuales estaba aburrida. Le devolví el periódico a Hank negando con la cabeza.

— ¿Qué haces? —examinó la portada, y frunció el ceño—. No, no, esto no es lo que quería enseñarte.

Pasó la página y me devolvió el periódico. Rápidamente descubrí la imagen del embajador Bambrilla con su exesposa y su hija, en una foto familiar. Connor, Hank, Gavin y yo en el margen de la página.

El titular rezaba: "¿Qué pasó con el embajador Bambrilla?", con un subtítulo que decía: "Les contamos la versión oficial y detallada del asesinato del embajador italiano Marco Andrea Bambrilla y su hija Julia Nydia".

Miré a Hank impresionada, aunque no ta entusiasmada como él.

—Lo has conseguido —me dijo—. Ya han cerrado el juicio y han declarado sentencia: cadena perpetua. Has conseguido que se haga justicia.

Me volví a encoger de hombros. Así era nuestro trabajo, no podíamos evitar las muertes, solo nos encargábamos de hacérselo pasar mal a los asesinos.

—Vamos, léelo, te gustará.

Sin más remedio, me acerqué el periódico y comencé a leer.

¿QUÉ PASÓ CON EL EMBAJADOR BAMBRILLA?
Les contamos la versión oficial y detallada del asesinato del embajador italiano Marco Andrea Bambrilla y su hija Julia Nydia Bambrilla.

Ser inerte PARTE 2 (Connor DBH) [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora