Ser inerte PARTE 2 (Connor DBH) [EN PROCESO]

John, Giovanna y la pequeña Julia (1)

Aquel día fui al campo de tiro. Estaba hecha polvo. Los dos meses anteriores me habían dejado fuera de juego, ni siquiera debería haber vuelto al trabajo tan temprano. El accidente de coche, los disparos... No sé cómo podía estar tan bien en tan solo dos meses. Aún se me resentía en cuello o la espalda, pero ya había aprendido a vivir con ello. Pero el brazo... Cada vez que lo subía tenía que hacer un gran esfuerzo. Sostener un arma era lo más difícil de hacer. Por eso terminé allí, en el campo de tiro, como me recomendó Hank.

Estaba practicando con un arma reglamentaria, lo que siempre iba a llevar encima, para poder incorporarme poco a poco a la vida normal.

A través de los cascos, escuché un débil sonido, no era como el de las armas disparándose de los compañeros que tenía a mi lado. Ignoré el sonido y seguí con la siguiente prueba. El sonido cesó y me pude concentrar en dar los últimos dos tiros. Acerqué el objetivo para poder ver cuántos tiros había acertado. Lo cogí y le di al siguiente objetivo. Me coloqué los cascos bien y alcé la pistola de nuevo, pero el sonido volvió.

Me quité los cascos. ¿Qué era ese sonido? Fuese lo que fuere, salía de mi bolso.

Abrí el bolso. Mi móvil estaba sonando. La cara de Hank iluminaba la pantalla de mi móvil.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué me llamas tan de seguido? ¿Pasa algo? -le pregunté perdiendo la concentración.

-No, nada nuevo.

- ¿Y los análisis?

-Nada. No tengo noticias.

Aunque el día anterior había mandado a analizar urgentemente lo que había recogido en los análisis, no habían cotejado el ADN del pelo con el de la niña porque el inspector Connor le había dado más importancia a otra muestras recogidas en el escenario del crimen. Según él, era totalmente improbable e irrelevante saber si el pelo era del supuesto verdadero padre.

-Bueno, entonces ¿qué quieres?

-No hace faltas que estés tan agresiva conmigo -se quejó-. Sólo quería hablar contigo. ¿Qué haces?

-Estoy en el campo de tiro. ¿No escuchas los disparos?

-Sí, pero me extrañaba que hubieses seguido un consejo mío. ¿Qué tal te va?

-Pues de diez tiros solo he dado en el blanco con dos. Así que quién sabe -resoplé-, si tengo a un capullo delante totalmente quieto tendré el 20% de acertar.

-Vamos, no te frustres. Llevas mucho tiempo sin disparar. Además, es casi un milagro que estés de vuelta al trabajo.

-Ya, bueno, deberían q-q-quitarme del caso. No sirvo para nada, soy un estorbo.

- ¡Tonterías! Por ahora avanzas más que el resto de la policía. Aunque Jeffrey no te lo diga, está impresionado.

-Pero cuando pido que analicen unas muestras urgentemente me lo deniega un superior.

-No te enfades con Connor, él es más analítico, no sabe qué es una corazonada.

-Bueno, da igual, por lo menos hoy lo están analizando. Te dejo, ¿vale? Quiero disparar un poco más antes de volver al trabajo.

-Vale, nos vemos.

Colgué el teléfono y lo guardé en el bolso. Me volví a colocar los cascos y levanté los brazos sujetando con firmeza mi arma. No tuve tiempo de tirar por tercera vez cuando el teléfono volvió a sonar.

La cara de Hank apareció de nuevo en la pantalla. Cogí el móvil de mala gana.

- ¿Otra vez? -le espeté.