La comisaria de Portland

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—Es usted la comisaria más joven que ha tenido Maine en la historia de Estados Unidos —rio el antiguo comisario, dándome las llaves de la comisaría.

Yo le sonreí en respuesta.

—Bueno, creo que ya le he explicado todo lo que deberías saber. Pero tal vez debería advertirle sobre algo más. Ben y Judy, son una pareja encantadora, pero no se deje engañar. Aunque parezcan un par de abuelitos cariñosos, son listos como unos cuervos, y astutos como una serpiente. Judy fue la comisaria antes de mí. Y Eleanor, tenga cuidado con ella también. No importa que sea madre, es de lo más agresivo que he visto en los muchos años que llevo de comisario. A veces me sorprende saber que tiene instinto materno.

Hice gestos a mi androide traductor, y ella dijo por mí:

—Descuide, la inspectora Weatherby se encargará de cuidar de ellos en su ausencia.

—Je —dijo, mirándome fijamente—, bueno, a partir de hoy, será usted "comisaria Weatherby". Disculpe que le haya dado el coñazo. He oído maravillas de usted. Es usted una policía ejemplar: participó en una de las operaciones más grandes contra el tráfico de cristal rojo, atrapó a los asesinos del embajador Bambrilla...

—Solo —dije con un hilo de voz, despacio pero con esfuerzo— hacía mi abajo.

—Trabajo —me corrigió la androide, para que el comisario me entendiese.

—Tal vez. Pero me parece que está usted incluso sobrecualificada para este trabajo. Es un trabajo sencillo, Portland es tranquilo. Tendrá que pasar mucho tiempo en la oficina, y eso incluye convivir con mis hombres. He pasado muchos años con ellos, solo me preocupo por su bienestar, espero que lo comprenda.

—Por supuesto —dijo la androide por mí cuando le signé—. La inspectora Weatherby solo quiere tener un buen ambiente laboral. Tranquilidad es justo lo que necesita ahora en su vida.

El comisario sonrió, satisfecho, y me extendió la mano.

—Es una suerte que Portland esté ahora en sus manos.

—Acias —le dije, apretando su mano.

Tener a una androide a mi lado todo el día era raro, a la vez que ridículo. Aunque ya había tenido a Connor haciendo de mi voz, dirigir una comisaría y no poder hablar por mí misma era surrealista.

Las primeras dos semanas funcionó, aunque me di cuenta de que a los policías que trabajaban allí también les parecía ridículo. Yo tenía voz, podía hablar. Pero no estaba preparada.

Sophie, mi androide, no era de mi propiedad. Me aseguré de que fuese divergente antes de contratarla, y decidí pagarle un sueldo, el que me podía permitir. Ella aceptó de buena gana, pero se había dado cuenta, igual que yo, que no la necesitaba.

—Sophie, emos habla —le dije suavemente, mientras signaba con mis manos "tenemos que hablar".

—Lo sé, comisaria. Sé que está preparada  para dejarme ir, pero está preocupada por mí.

Me quedé en silencio. La mal nacida me leía la mente.

—No se preocupe, encontraré otro trabajo.

Me gustaba Sophie. Era directa, y muy decidida. Y fue igual de decidida en ese momento, cuando sin decirme más que un "Gracias por esta oportunidad" se fue de mi despacho, y no la volví a ver más.

Viéndome sola, sin ayudas para comunicarme, decidí volver a ir al logopeda y al psicólogo, y mi psicóloga me invitó a ir a un grupo de autoayuda.

En ese grupo, encontré a todo tipo de personas: gente con estrés post-traumático, veteranos de guerra, y gente como yo, o incluso peor que yo. En el grupo, había un hombre que llevaba siete años sin hablar, desde que su familia murió en un incendio. Él había sido el único superviviente.

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⏰ Última actualización: Mar 15 ⏰

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Ser inerte PARTE 2 (Connor DBH) [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora