Mañana se cumple un mes desde que estoy saliendo con ella. La prensa está insoportable. No podemos salir a la calle tranquilos porque todos se nos echan encima, es odioso.
En estás tres semanas, ella a bajado de peso bastante, la razón: en las redes sociales dicen que está gorda. Cuando la conocí tenía unas curvas hermosas y sus cachetes me encantaban pero ahora cada día está más delgada y eso me preocupa. Para mí ella es perfecta y ya se lo eh echo saber muchas veces.
Hace unos días compré una casa, para mañana tenía planeado organizar una carne asada e invitar a los del cast. _____ me esta ayudando a que no me falte nada. Estaba revisando la lista de cosas, yo llegué y la abracé por la espalda.
-¿Te parece si vamos por un helado? -le pregunté al oído.
-No, gracias no tengo ganas -me separé de ella.
-¿Por qué? -dije serio -.¿Lo que dice la prensa? ¿Lo que te dicen en Twitter? Me estoy hartando, diario es lo mismo, yo trato de que veas que para mí eres hermosa como eres. Pero al parecer te importa más lo que ellos digan -estaba molesto y estaba alzando la voz cada vez más, ella sólo me miraba seria -. ¿Por qué no dejas de un lado todo eso y comienzas a escucharme? Pero no, siempre vez Twitter y corres a llorar, deberías ser fuerte, que nada de eso te importe.
-Andrew, lo siento -dijo agachado la cabeza.
-No, el que lo siente soy yo, lo siento por meterte en está mierda -salí del patio echo una furia, no espere que ella me contestará.
Era la primera vez que peleabamos pero no podía soportar que ella estuviera mal, no estoy enojada con ella, estoy enojado con todos aquellos que la han insultado.
Estaba acostado en mi cama, mirando el techo, ella entró lentamente. Se recostó a mi lado.
-Yo también estoy harta de eso pero estoy contigo y no quiero que esto terminé. Eres muy especial para mí.
-Tú también lo eres pequeña -fue lo único que dije.
Ella se subió encima de mí y comenzó a besarme dulce y salvajemente. Tuvimos que parar por falta de aire, nos sonreímos y volvimos a besarnos. Ella estaba muy sonriente.
-Vamos por un helado -dijo de repente y yo también sonreí.
Nos pusimos una gorra y anteojos, y salimos hacia la heladería que queda a unas cuadras.
Ella pidió un helado de chocolate y yo de limón. Estábamos sentados hablando.
-En cuatro días es tu cumpleaños -dijo sonriéndome.
-Un año más viejo -reímos.
-Cuarenta y uno no es mucho, espero que ese día no tengas planes -dijo risueña.
-Ninguno, más que estar contigo. ¿Qué tramas eh?
-Nada -dijo alzando los hombros -. Quiero que pases un buen día.
-A tu lado lo pasare estupendo -sonreímos.
Cuando terminamos el helado, nos marchamos a casa. Estuvimos viendo la televisión. Hasta que llegó la hora de llevarla a casa. Ella ya se había quedado dormida.
La tomé en mis brazos y la llevé a mi cama, dormimos juntos otra vez como ya se estaba haciendo costumbre.