Hoy iríamos a la playa, haríamos un picnic.
La ví bajar con un vestido holgado rosa, el pelo suelto y unas sandalias. Traía una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Por qué tan sonriente? -pregunté.
-Tengo algo que decirte -dijo sin dejar de sonreir.
Conduje hasta la playa, no dejó que le abriera la puerta, tomó la canasta y salió como pudo del auto. Se acercó al mar y dejó que las olas le mojarán los pies.
-Me encanta sentir el agua de mar, me siento libre estando aquí.
Me puse a su lado sin decir nada, sólo mirabamos como las olas azotaban a nuestros pies.
-¿Tienes hambre? -Pregunté después de un rato, ella asintió.
Nos situamos a unos metros de la orilla, la playa estaba algo sola, a pesar de ser temporada de vacaciones.
-¿Alguna vez has visitado Nueva York? -ella negó con la cabeza -te llevaré algún día.
-¿Hablas enserio? -dijo ella sonriéndome.
-Claro, te llevaré a muchos lugares, claro está que ya que tu pie mejore y puedas andar sin problemas.
-¿Por qué? -preguntó ella alzando una ceja.
-¿Por qué, qué? -dije desentendido.
-¿Por qué quieres llevarme a esos lugares?
-Quiero que cumplas tu sueño de conocer los lugares de tus cuadros -ella sonrío ampliamente, se levantó, se acercó a mi y me abrazó. Me sentía bien entre sus brazos, me sentía en calma pero sobre todo me sentía en el lugar correcto.
El abrazó no quería que terminará pero lo hizo segundos después, ella comenzó a comer y yo sólo la observaba. Comimos tranquilos, por suerte, no había ni un sólo paparazzi y eso me alegraba, podríamos estar en paz sin interrupciones.
-¿Quieres nadar? -Pregunté, ella negó con la cabeza -. Oh claro que si quieres -la cargué en mi hombro, mientras ella riéndose rogaba que la bajará.
La solté cuando ya estabamos un poco dentro, ya estabamos los dos muy mojados.
-Eres un tonto -dijo riéndose.
-Gracias -reímos.
Estuvimos nadando un buen rato, hasta que la tomé de la cintura la pegué a mí y le dije:
-Miremos el atardecer juntos -ella estaba dalante de mí, el sol comenzaba a meterse y ella observaba detenidamente, le encantaba ver aquella puesta de sol.
De un momento a otro ella se dio la vuelta, quedamos de frente y unió nuestros labios.