Me desperté y ella aún seguía durmiendo. Lo mejor de mis mañanas era verla así. Me levanté y fui al baño a hacer mis necesidades. Tarde al rededor de cinco minutos, cinco minutos donde ella ni se movió.
Me quedé observándola dormir ¿Cómo no la encontré antes? Sonreí para mi mismo recordando el día que ella llegó a mi vida. Fue de manera muy extraña, pero le agradezco al destino por ponerla en mi camino.
Ella despertó y me sonrió.
-¿Llevas mucho tiempo viéndome? -Preguntó ella.
-No, pero sí el suficiente para darme cuenta que hasta dormida eres hermosa -le besé los labios.
-No puede ser que de nuevo me haya quedado dormida.
-No importa, duermo como rey cuando estas a mi lado -ella rió.
-Iré a casa a cambiarme para ayudarte en la carne asada de hoy.
La llevé a su casa y minutos después estaba de regreso en mi casa.
Me metí al baño, me comencé a rasurar la barba. Cuando termine, me quedé observando mi reflejó en el espejo, en unos cuantos días tendré 41. Cada vez más viejo. Ya se notaban las patas de gallo a los lados de mis ojos, las ojeras eran obvias y comenzaban a salirme un par de canas.
_____ una vez me dijo que así como soy le gustó, pero ella es linda y joven, podiendo salir con alguien de su edad me eligió a mí.
Dejé de pensar cosas negativas me metí a bañar. Me relajé lo más que pude, tenia tiempo que estaba estresado.
Me puse ropa cómoda y comencé a arreglar el patio para la pequeña comida que haríamos.
_____ llegó una hora antes que todos y trajo con ella su famoso chescake. Me ayudó a terminar de acomodar las cosas. Cuando terminamos, ella corrió a abrazarme y besarme.
-Te quiero.
-Yo te quiero más pequeña -le besé la cabeza.
El timbre sonó, los primeros en llegar fueron Steven y Alanna; minutos después llegaron todos los demás.
