Era sábado, el vuelo estaba programado para las 12 del día. Estaba recargado sobre el marcó de la entrada a la cocina, la observaba cocinar.
-¿Qué haces ahí? -dijo sonriente.
-Observó a mí amada cocinar -le sonreí.
-Deberás dejar de hacerlo, ya está listo el desayuno -Comenzó a servirlo en platos.
-Prepara tus maletas -le dije mientras ponía el plato frente a mí.
-¿Por qué?
-Iremos a Londres por los niños, los extraño, además quiero que conozcas la ciudad -comencé a cortar en pedazos pequeños mi huevo.
-¿Por qué no me dijiste antes? -dijo emocionada.
-Era una sorpresa -le sonreí.
-Sabes que...
-Siempre has querido ir, lo sé y yo te prometí que alguna vez iríamos a conocer las ciudades de tus cuadros, ya van dos -ella sonreía.
-Gracias -dijo dulcemente.
Terminamos de comer y ella corrió a hacer sus maletas.
-Sólo serán dos días, no lleves mucho -le grité.
Yo tomé una mini-maleta y comencé a guardar un poco de ropa. Cuando termine de guardar todo, ella aún no tenía nada dentro.
-¿Por qué tanta tardanza?
-No sé que llevar -dijo mirando toda su ropa.
-Le aconsejó señorita, que lleve dos cambios cómodos y un vestido de gala -le dije sacando uno de los vestidos que más me gustaban y que más le favorecían.
-¿Por qué un vestido? -preguntó.
-Llegaremos con mi familia -ella abrió los ojos como platos.
-¿Hablas enserio? -yo asentí. -Eso no lo mencionaste.
-Ya lo hice. Ahora iré a bañarme, debemos estar a las 11 en el aeropuerto -tomé mi ropa y me metí a bañar.
Al salir del baño, _____ estaba con sua audífonos puestos, estaba bailando y cantando. Yo reí y comencé a cambiarme; unos vaqueros, una camisa de botones y unos tenis, quería ir cómodo en el avión. Me acerqué a _____ y le quité uno de sus audífonos, ella se sobresaltó.
-Ya estoy listo -dije riéndo y ella me dio un golpe en el hombro.
-Vamos entonces -me sonrío.
*
El taxi pasaba por los lugares más importantes de Londres, ibamos camino al hotel, mi madre no sabia que estaba aquí. ______ miraba por la ventanilla entusiasmada.
-Es hermoso -me dijo ella.
-Lo sé -le sonreí y besé su frente.
Diez minutos después estabamos en la habitación de hotel.
-Mi madre no sabe que estoy aquí, así que llegaremos a la hora de la cena.
-¿Por qué no le dijiste? -preguntó.
-Quería que fuera una sorpresa, además, nunca le aviso -reí -. Arreglate falta media hora para que comience la cena.
-¿Cómo lo sabes? -preguntó ella.
-Viví ahí por mas de 20 años ¿Crees que no me sé el horario? -reímos.
-De acuerdo -alzo los hombros.
En quince minutos ya estábamos listos, traía el vestido negro que tanto me gustaba, unos tacones, poco maquillaje y su pelo suelto y un poco ondulado.