Capítulo 1

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Ryder el nacimiento dé una maravilla que luego se convirtió en tragedia.

Leo lo que he escrito en la libreta una y otra vez.

Porque Sí, así de masoquista soy para materializarme con algo de mi pasado que ni siquiera tiene que ver conmigo del todo.

Como escribí con anterioridad yo sólo soy el producto de algo hermoso que se convirtió en trágico.

— Ryder, cariño. —Escucho los débiles toques de mi abuela en mi puerta.

Me apresuro a esconder la libreta entre los muchos libros que tengo.

—Adelante. —Me lanzó en mi cama al momento en el que mi abuela abre.

—¿Que hacía el raro de mi nieto? —Mi abuela se acerca sentándose en mi cama.

— Viendo el techo mientras intentó responder pregunta a que no tienen respuesta sobre la existencia humana en este mundo. —Me incorporo mirándola.

— Con más razón te llamo raro. —Me dice y río.

— ¿En que soy bueno para la mujer más hermosa que existe? —Mi abuela ríe.

No miento al decir lo que dije, mi abuela es la mujer más hermosa que pueda existir en este asqueroso mundo o al menos en el mío.

—Quería hablar contigo. Tu abuelo anda con complejo de perro rabioso ladrándole a cada persona en su despacho —Sí, eso suena como mi abuelo.

—¿Y te parece raro por qué...? —Le pregunto sarcástico.

—Yo nunca dije que me pareciera raro, sólo que me provoca agarrar un paragua y darle en la cabeza con él. —Sí, eso suena mucho a mi abuela.

Rio negando con la cabeza, mientras camino hacia un libro que se encuentra en mi mesita.

Lo tomo ojeando rápidamente las páginas antes de entregárselo a mi abuela.

— Un romance cliché como te gusta. —Ella lo toma riendo.

Mi abuela me enseñó a leer desde los cuatro años, desde ese momento leo todo tipo de libro siempre y cuando este me llame la atención.

— Si tu abuelo se entera qué estas manipulando a las sirvientas para que te traigan libros a escondidas te encarcela en el calabozo.

—Primero que nada yo no manipulo a las sirvientas sólo le pido un favor o les doy una orden, como quieras decirlo, y ellas lo hacen. Además no tuviera que hacer eso si me dejarán salir de aquí.

—Ajam y por eso es que a más de una las traes babeando detrás de ti. Y por lo último sabes que no.

—Algún día tendré que gobernar este bendito pueblo y no sé qué hay a la vuelta de la esquina. —Me quejo.

—No hay nada, ya que ni esquina hay. Estamos en una montaña cariño. —Me responde revisando el libro que le di.

—¡Exacto! ¡Sabría eso si aunque sea pudiera salir a tomar aire fresco! —Reclamó.

—Para eso está el patio. —Me dice señalando la ventana que mientes un cuadrante de pasto con un pequeño parque en el que jugaba cuando era niño.

El patio está rodeado de murales más altos que la propia casa.

—Habló del aire libre del pueblo, no de una casa rodeada de más mil metros de piedra.

—¡Ryder basta! —Mi abuela se levanta saliendo de la habitación con el libro en manos.

Suspiro recostándome en mi cama.

Homicide love. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora