Capítulo 29

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Una vez en la mansión me dirigí a donde Elton y seguido al cuarto de descanso para poder guardar las cosas que me traje. Ya todo acomodado me dirijo a donde me indico Elton.

Hoy mi horario cambiara un poco debido a que tengo que cubrir a una chica que se enfermó.

Un vez llego al salón que me toca limpiar casi me pongo a llorar debido a lo grande que es, no sé ni para que usaran este salón, no hay indicios del para qué excepto una gran mesa con varias sillas a su alrededor. Puede ser usado como comedor, aunque lo veo muy grande para eso, o para las reuniones que vendría siendo lo más probable.

Empiezo a limpiar con mi indispensable acompañante, unos audífonos con buena música.

No sé cuánto me toma llegar a limpiar la mitad del salón solo sé que me falta la otra mitad y que han sonado unas 12 canciones.

Detesto limpiar.

Lo cual es irónico teniendo en cuenta el trabajo que elegí se trata exactamente de eso.

El Karma.

Bueno no me distraigo más, tengo que limpiar medio salón...

———🌹———

"La rosa, sinónimo de delicadeza y belleza. Existen las rosas rojas, aquellas que demuestran el color viviente del amor y existen las blancas, aquellas que demuestran la pureza de este"

¿Porque cuando estamos enamorados regalamos rosas? ¿Porque son bonitas? ¿Porque representa belleza y el amor es exactamente eso? ¿O porque al igual que el amor tiene espinas dolorosas que hay que atravesar para llegar a los delicados pétalos de colores?

He terminado de limpiar el gran salón, me encuentro en la habitación de Ryder (A quien no he visto en todo el día, milagrosamente) limpiándola, pero me he encontrado un cuaderno que ha llamado mi atención, la pagina estaba abierta y mi curiosidad era muy fuerte por saber que decía, así que con cuidado leí aquellas palabras escritas con letra cursiva y desordenada.

Me sorprende que Ryder escriba...

Quiero leer más, pero unos ruidos afuera me hacen cerrar el cuaderno apresurándome a guardarlo juntos a sus otros libros.

La puerta se abre justo el palo de la escoba toca mi mano, así que disimuladamente empiezo a barrer como si nada hubiese pasado.

— Aquí estas. —La voz del dueño de esas letras resuena por la habitación deteniendo mi mal barrido.

Me volteo para verlo, esta con el cabello desordenado y el cansancio se le marca en las expresiones.

— ¿Estas bien? —Cuestiono.

— Sí, solo estoy cansado. Mi abuelo me tuvo todo el día en la oficina enseñándome lo necesario para dirigir el pueblo.

Una sonrisa irónica surge en su cara mientras rueda los ojos como si no comprendiera el porqué.

Y tiene razón ¿Quien en su sano juicio puede gobernar un pueblo que ni siquiera conoce?

— Woah, pero... ¿Y cuándo conocerás el pueblo? —Sondeo.

Él me mira divertido antes de acercarse a mí.

— Ya yo conozco, el pueblo o al menos gran parte de lo importante, Darleen y eso es gracias a ti. —Se inclina dejando un suave beso en mi mejilla que envía una gran descarga eléctrica en mi cuerpo.

Estos últimos días me he acercado más a él, pero sé muy poco. Ryder no habla mucho de su vida, no le gusta, y cuando "Disimuladamente" saco el tema, logra cambiarlo con alguna broma.

A veces pienso en dejar el tema al lado, total no es de mi incumbencia, pero la curiosidad del saber más se cuela tan profundamente en mí que me asusta, y más aún cuando Ryder actúa demasiado raro. (más de lo normal)

— Pero... ¿Cómo harás cuando tengas que salir por alguna emergencia al pueblo? ¿Y si te pierdes? ¿Es tu abuelo no piensa eso?

Él se ríe y niega. —Mi abuelo cree que con enseñarme el mapa del pueblo es suficiente hasta que él muera.

— Pues no debería. —Me cruzo de brazos.

Su sonrisa se vuelve maliciosa mientras se inclina rozando sus labios contra mi oreja, y así de simple logra cambiar de tema.

— ¿Sabes qué me provoca en estos momentos? —Susurra llevando sus labios a mi mejilla y avanzando hasta mis labios. —Esto.

Y me besa como sí no lo hubiese hecho hace mucho, aunque técnicamente la última vez fue ayer.

Mis brazos no pierden el tiempo y rodean su cuello y mis manos se pierden en su cabello pegándolo más a mí.

Se supone que debo trabajar, pero desde que Ryder y yo nos acostamos eso es lo que menos algo, al menos cuando me toca su habitación.

Ambos empezamos a caminar hacia la cama, yo en retroceso dejándome guiar por él. Al llegar a esta me deja caer con cuidado sobre ella subiéndose encima de mí con las rodillas en el colchón a cada lado de mis piernas.

¡¡La puerta, Idiotaaa!!

Rompiendo el beso me separo de él rápidamente, sin llegar a quitarlo de encima.

— La puerta. —Le informo y me mira por breves segundos como si no creyera lo que acabo de decir.

Se levanta caminando hacia la puerta y me apoyo en mis hombros para verlo mejor. Una vez cierra la puerta y le pone seguro se acerca a mí, tiene los labios hinchados, su mirada dice todo lo que quiere hacerme sin palabras, al igual que la carpa de sus pantalones chándal.

Mis ojos suben de ese lugar encontrándome con la sonrisa pícara de Ryder al darse cuenta de la dirección de mi mirada.

Llega hasta a mí y se vuelve a ubicar en la misma posición de antes.

Sus labios vuelven a buscar desesperadamente los míos.

Sus manos empiezan a recorrer mi cintura subiendo hasta mis senos y bajando nuevamente en una suave caricia que me tiene a mil.

Mis codos se alejan del colchón recostándome en este sin romper el beso, mientras mis manos buscan quitarle la camisa que lleva puesta.

Me harta el típico negro de su ropa... Mejor sin camisa.

Quiero reír de mis propios pensamientos, pero la situación no está para eso.

Se separa de mí para poder quitarse la camisa de un solo tirón. Ya sin camisa sus besos bajan hacia mi mandíbula y luego a mi cuello, en donde hace una suave succión.

¡Este maldito hijo de puta! Me está haciendo un puto chupón.

Quiero reclamarle, pero los reclamos mueren en mi boca al sentir sus manos bajar a mi pantalón desabrochándolo y adentrando su mano, tocándome por encima de las bragas.

Jadeo instantáneamente sintiéndome con mayor hincapié la presión en mi zona baja.

Y eso que es por encima de las bragas...

Empieza a mover sus dedos haciendo suaves movimientos en mi clítoris.

Gimo y lo siento sonreír en mi cuello en donde sus labios siguen dejando besos.

No deja los movimientos, la verdad esto suben de intensidad.

Anhelo su toque son barreras de por medio, sin las estúpidas bragas húmedas.

—Ryder...—Jadeo y se separa de mi cuello para poder verme.

Pienso en pedirle que deje los juegos, pero unos toque en la puerta nos alerta, deteniendo el movimiento de sus dedos y tensando todo mi cuerpo.

¿Porque solo me pasa esto a mí?

Homicide love. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora