Capitulo 38

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Miro a mi padre quien se encuentra desayunando junto a mi madre, frente a mí.

La tensión en horrible, juró que esta se puede cortar con un cuchillo.

Miro mi teléfono vibrar en mi pierna, así que con disimulo lo prendo entrando en el chat que tengo con Justin.

Justin: ¿Que tal todo?

Darleen: Horrible e incómodo.

Sí, Justin sabe que mi padre está aquí viéndome fijamente mientras hablo con él. Bueno no exactamente tan detallado, pero sabe que mi padre llego esta mañana y que ahora me encuentro tomando el desayuno más incómodo de mi vida.

Justin: Uy ¿Te saco de allí?

Lo amo.

Darleen: Dentro de unos minutos.

Darleen: Se vería sospechoso que justo estoy hablando contigo, me llamen para salir.

Justin: ¿Pero no tienes el teléfono oculto bajo la mesa?

Darleen: Pues sí, pero me está viendo fijamente como sí supiera que estoy hablando contigo.

Justin: Alv ¿no me cortara la mano por hablar contigo o sí?

Darleen: Sí eres idiota.

Le envió una carita con los ojos entrecerrados haciendo que se ría, dejo el teléfono el mi pierna volviendo a comer.

Unos minutos más tardes tal cual acordamos Justin me llama para decirme entre risas que puedo salir de mi tortura.

Aunque claro eso no lo escucharon mis padres, ellos creen que me están llamando para salir con urgencia.

Así que me levanto tomando las dos cucharadas de leche que me quedaban por acabar y me voy a mi habitación para vestirme e ir a casa de Justin.

Una vez lista no dudo en salir despidiéndome con un grito y cerrando la puerta.

Aprecio el maravilloso clima, están cayendo pequeños copos de nieve que se no dirán mucho debido a la humedad que también está en el ambiente.

Hace frío, faltan un día para que sea fin de año, por ende el clima se ha empeorado y yo me he resguardar entre una chaqueta térmica que me brinda el calor que las calles no hay.

Una vez en casa de Justin, toco el timbre esperando que la puerta sea abierta por mi mejor amigo.

— Ufff, pero que jodido frío que hacer. —Me dice jalándome hacia dentro de la casa.

— Ni que lo digas, falta un puto día para terminar el año y el pueblo no da tregua para querer vivir el siguiente.

Él se ríe dejando que cuelgue mi chaqueta en la puerta y mi bolso en la mesita al lado de esta, caminamos hacía su cocina.

— ¿Choco Krispy o Zucaritas? —Me pregunta abriendo las gavetas superiores.

— Choco.

Toma una casa de nuestro cereal favorito, una bolsa de doritos y dos gaseosa.

— ¿No pensarás tomarte todo eso? ¿Verdad, hijo?

Su madre entra viendo a Justin con todas las cosas en sus brazos.

— Yo solo no.

Su madre me ve y me saluda con un abrazo que correspondo.

— Pero que bella, Leen. —Me alaga y agradezco.

Homicide love. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora