Capitulo 35

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A su puta madre.

Gimo adolorida al sentir el frío golpe que me acabo de dar contra en piso de mi habitación.

Ha pasado un puto día de aquella salida a medio de la noche en la mansión.

Luego de despedirme de Ryder dormí unos pocos minutos antes de que mi teléfono sonara por la llamada de Dominique.

Cuando llegue a mi casa luego de la universidad, ir a casa de Jenna y de que mi mamá me arrastrará lo medio centro comercial queriéndome comprar ropa, dormí cual oso perezoso hasta ahorita en donde otra puta llamada interrumpió mi precioso sueño sobresaltándome y haciendo que me cayera de la cama.

Me levanto del piso cogiendo mi teléfono y contentando la llamada.

— ¿Qué? —Pregunto irritada y escucho una risa.

— Uy pero que humor Dobby. —La burla en la voz de Ryder me hace separar el teléfono de mi oreja para ver el número.

James/ alias el imbécil de Ryder.

Frunzo el ceño al también darme cuenta de la hora. Son las 4 de la tarde, lo cual me sorprende, ya que Agnes me hubiese levantado apenas el sol saliera, para dejarme volver a dormir.

— ¡Dobby! —Escucho que me llama y vuelvo a pegar e teléfono a mi oreja.

— ¿Qué quieres? —Me quejo. —Y no me llames así.

— ¿Porque ese humor, Dobby? —Pregunta recalcando el estúpido apodo.

— Metete tu gracia por el culo, Ryder.

Lo escucho reír fuertemente por un bien rato hasta que se calma.

— Ya, solo le robe el teléfono a James para decirte que hoy tenemos que salir.

Volteo los ojos.

¿Este imbécil me despertó solo para decirme algo que ya sabía?

— Lo sé. —Respondo.

— Ummm bien...

— ¿Ya? —Le pregunto.

— No también quería escucharte, bueno ahora sí... Adiós. —Corta y despego el teléfono de mi oreja.

Por el calor que se siente puedo apostar que estoy roja.

— ¡¡Arriba, floja!!

Jenna entra seguridad de Justin quien al igual que la primera se queda quieta al verme parada como idiota en mi habitación.

— Uy ¿Y ese sonrojo? —Jenna desplaza una sonrisa pícara acercándose a mí.

— Yo creo que eso tiene un solo nombre, Jenna. —Justin le sigue el juego sentándose junto a la susodicha en mi cama.

— Sí, yo también creo eso, mi queridísimo Justin.

Ambos se ven con una sonrisa burlona y luego me ven a mí, que he salido de mi estupefacción para lanzarles un cojín en la cara.

— Callad y decirme que hacen aquí. —Les digo dirigiéndome al baño para cepillarme.

— Pues... ¿Qué más? Queremos chismes, ayer no nos contaste que pasó en la mansión y hoy nos tienes que contar. —Me dice y le hago una seña de que espere a que termine de cepillarme.

Una vez listo, me volteo hacia ellos. — No pasó nada.

Ambos se ven entre ellos y luego a mí con los ojos entrecerrados.

— Ajam y usted no se ha estado cogiendo al nieto de nuestro alcalde. —Jenna me dice y la mierda mal.

— No pasó nada. —Les repito.

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