Capitulo 30

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Mierda.

Mierda.

Mierdaaa.

Tres mil veces mierda.

Me muero...

Empujo a Ryder de encima mío haciendo que su mano salga de mi pantalón y que se tenga que estabilizar al casi caer de la cama.

—Debajo de la cama. —Me apresuro a decir mientras me acomodo la ropa.

— ¿A?

Me termino de acomodar la camisa y me acerco a él Jalándolo del codo hasta hacer o agacharse en el piso.

— ¡Debajo de la cama ahora!

Ante mi demanda su mirada perpleja no duda en aparecer causando un efecto gracioso y tierno a la vez en él.

—Pero si es mi habitación. —Se queja cual niño pequeño al cual le acaban de negar algo.

—Pero se supone que no deberías estar aquí y yo debería estar limpiando. —Le recuerdo. — ¡Así que abajo ahora!

Los toques en la puerta siguen y Ryder de mala gana se mete debajo de su cama.

—Ahora resulta que soy un perro. —Lo escucho murmurar antes de que desaparezca por completo.

Me apresuro a la puerta abriendo la puerta y viendo a Flora parada frente a mí y con una sonrisa de costado.

Me empuja levemente entrando a la habitación y cerrando la puerta detrás de ella.

Perpleja la miro caminar hacia la cama y tirarse en esta como si la conociera de toda la vida.

Logro salir de mi estupor formulando una pregunta sencilla .

— ¿Qué haces?

— ¿No es obvio? Me aburro así que decidí venir y hablar contigo.

— ¿Quieres hablar? ¡Tengo que trabajar!

Me quejo y agarro el cepillo volviendo a barrer sin mirarla.

Sí, soné enojada.

Estoy enojada y frustrada.

—Lo sé, pero escúchame. Tengo un chisme. —Me dice emocionada y evito rodar mis ojos.

Ella siempre tiene un chisme...

—Escuche ayer en la cocina, que el nieto del alcalde se acostó con una chica de la cocina.

Volteo a verla o más bien dicho a la cama en donde "el nieto del alcalde se encuentra."

— ¿Qué? —Le pregunto esperando a ver escuchado mal...

Por alguna razón un malestar se asienta en mi estómago y una presión en el pecho al imaginarme a Ryder acostándose con otra chica en la misma cama en donde hasta hace minutos casi lo hacemos.

—Ryder. —Me he acostumbrado a que lo llame por su nombre cuando nadie oye. —Se acostó con una chica de la cocina, me imagino que por lo de siempre. —Me dice y yo la miro.

Siento una muy fuerte opresión tanta que tengo que respirar profundamente para no perder los estribos, así que encogiéndome de hombros en un gesto desinteresado me volteándome para seguir barriendo y respirar.

¿Por qué me siento así?

El sigue parloteando y yo acomodando hasta que por fin se levanta yendo a la puerta.

—Me tengo que ir.

Sin más sale por la puerta dejándome sola con un demonio debajo de la cama.

No me volteo hacia donde escucho el ruido de Ryder claramente saliendo de debajo de la cama.

Homicide love. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora