Cuatro.

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  Definitivamente no entendía lo que pasaba, era como un juego raro del destino, ella no esperaba eso, no esperaba aceptar su amor por aquel hombre ni mucho menos ser correspondida

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  Definitivamente no entendía lo que pasaba, era como un juego raro del destino, ella no esperaba eso, no esperaba aceptar su amor por aquel hombre ni mucho menos ser correspondida. Si hace unos meses atrás le hubieran dicho que Ibrahim Pasha la amaba de seguro no dudaría en reírse en sus caras, pero ahora estaba ahí, en medio de la habitación del Sultán pensando justamente en el Pasha y en cómo se había sentido al momento en que sus labios se juntaron.

Lo amaba, sí, pero tenía miedo de ese amor, les cortarían la cabeza y aunque ella sabía que el Sultán desde hace algún tiempo había puesto una barrera entre él y el Pasha no podía evitar sentir miedo por aquel hombre, miedo de perderlo cuando recién estaba aceptando esos sentimientos que quiso esconder por años.

Estaba tan sumergida en sus pensamientos que ni siquiera notó cuando Suleimán se sentó y Firuze se posicionó a su lado. En su mente solo estaba rondando lo que minutos atrás había pasado en esa habitación, se iba a volver loca si no sacaba de su cabeza todo aquello pero no podía evitarlo, lo amaba y era correspondida. No era un juego sucio de él porque la verdad los dos corrían un peligro gigantes, por lo cual se aferró a la ilusión de que todo fuese real.

Sonrió mirando hacia la nada, debía hablar con él, necesitaba verlo una vez más.

—¡Hürrem!- el grito del Sultán la sacó de sus fantasías, dio un pequeño salto ante el susto y lo miró rápidamente.

—Su majestad- dijo ignorando por completo a Firuze.

—Llevo hablándote mucho tiempo y es como si estuvieras en las nubes ¿En qué tanto piensas?

—En Mehmed, hace unos días me dijo que no creía que fuese una buena idea que lo acompañara a la provincia...

—Me lo dijo- la interrumpió Suleimán- de todos modos no permitiría que te fueras, Hürrem...- quizá hace unas semanas eso hubiera sido un acto muy hermoso para ella, pues estaba diciendo en pocas palabras que no la quería lejos de él justo teniendo a su nueva esposa a su lado, pero nada pasó, no sintió nada.

—Tampoco lo deseo, su majestad, Cihangir aún está muy pequeño como para dejarlo solo... Me necesita.

—De todos modos si usted se fuese junto al príncipe Mehmed, el pequeño príncipe Cihangir quedaría en buenas manos junto a su Majestad- habló Firuze.

Hürrem la miró, ni siquiera le dedicó una mirada de desprecio o algo por el estilo, simplemente la miró y ya.

—No dudo que mi hijo quedaría en buenas manos junto a su majestad, pero es pequeño y aún me necesita junto a él- dijo con tranquilidad.

No tenía los ánimos suficiente como para hacer comentarios sarcásticos, ni mucho menos seguir gastando su saliva en ella, pero al parecer la mujer no dejaría pasar ninguna oportunidad para dejarle claro que ella había ganado. Rodó los ojos cuando una vez más habló aquella mujer.

Perdón. [Hürren x Ibrahim] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora