Veintiuno.

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Ibrahim miró al Sultán unos segundos e hizo una reverencia.

— ¿La Sultana Hürrem de verdad está embarazada?- preguntó intentando parecer sorprendido y un tanto preocupado.

— ¿A qué viene esa pregunta?

— Se desmayó, antes de entrar a los aposentos cayó al suelo desmayada, mandé a llamar a la doctora pero aún no llega nadie- suspiró cansado y miró una vez más al Sultán- se despertó unos segundos y susurró algo sobre el bebé que está esperando...

Süleyman cambio por completo la expresión dura en su rostro, la preocupación lo invadió, empujó a Ibrahim para poder estar cerca de su esposa, tocó su frente y miró rápidamente a su hermana.

— ¡Está ardiendo en fiebre, llamen a doctora ahora mismo!

Hürrem quiso reírse, ni siquiera se sentía mal sino que estaba débil por los fuertes orgasmos que acaba de tener, sentía su piel caliente y sensible, ella sabía que Ibrahim tenía más que claro que ella estaba bien pero él se mantuvo en completo silencio mientras veía como la gente empezaba a entrar y salir moviéndose de un lado a otro. Le molestaba profundamente ver a ese hombre tan cerca de su Alex pero no tenía nada que hacer, no podía lanzarse en contra del mismísimo Sultán o pondría en peligro la vida de su "esposa" e hijo o hija. Ibrahim jamás se perdonaría si algo llegaba a pasarles.

Sonrió levemente ante ese pensamiento, el de Hürrem embarazada de él, esperando un bebé de los dos... Ese pedacito de amor que se había creado en medio de un mundo tan oscuro gobernado por un hombre que se hacía llamar el magnífico y lo único que tenía de magnífico era su esposa a la cual engañó con cualquier mujer que se le cruzará por delante hasta el punto en que ella se cansó y por fin pudo surgir ese amor que habían escondido en la profundidad de la oscuridad de aquellos pasillos de mármol ya que era totalmente prohibido, pero vamos... A estas alturas a ninguno de los dos les importaba.

El Pasha miró al hijo mayor de su majestad y asintió, sabiendo que quizá -solo si allah así lo quería...- Podría tener a su amada sin miedo a ser ejecutados por adulterio y traición a la corona.

El joven salió de los aposentos dejando a solas a ese trío que no decían nada, los dos hombres se miraban entre ellos sin hablar mientras de vez en cuando miraban a la hermosa mujer que yacía dormida sobre la cama, Hürrem sin dudas estaba cansada, habían sido tantas emociones, los alborotos, el miedo a ser ejecutada, que sus hijos murieran o que Ibrahim fuera asesinado, todo eso la estaba llevando casi al colapso. También el estar durante tanto tiempo alejada de su amado tampoco le ayudaba demasiado, ella lo amaba profundamente y el que estuviera esperando un hijo de él era sin dudas la mayor muestra de amor que podía ofrecerle.

Ahora todo era un enredo innecesario, solo deseaba que pronto el traicionero de Rüstem fuera ejecutado y su vida volviera a la realidad. Rezaba para que Süleyman volviera a encapricharse con otra concubina y la dejara en paz pero esa posibilidad la veía tan lejana como la de algún día ser feliz con su amado y ese pequeño que era la más importante muestra de amor que tenían, ese pedacito de los dos, su amor encarnado... Sollozó entre sueño y los dos hombres abandonaron la habitación permitiéndole descansar.

(...)

Las horas fueron pasando y Hürrem ya estaba mejor, se había arreglado y preparado para ver como ejecutaban al que en algún momento fue su mayor aliado, se sentía un poco culpable de su muy cercana muerte pero no había nada qué pudiera hacer, o era él... O era ella y su amado junto a ese bebé que aún no nacía.

Caminó junto a Hatice en completo silencio hasta que la tomó con fuerza del brazo jalándola hasta una esquina.

— ¿No te da vergüenza que asesinen a una persona inocente solo para salvar tu trasero?

— ¿De qué habla Sultana...?

— ¡Yo ya sé la verdad Hürrem!- gritó molesta pegándola con fuerza a la pared para luego acercarse a ella sin cuidado- sé perfectamente sobre tu amorío con mi esposo.

Hürrem tembló, no por miedo a Hatice sino por lo que significaba que ella supiese la verdad. Si esa mujer abría la boca no solo Rüstem moriría sino que Ibrahim también, ella conocía a Süleyman como para saber que a ella no la mataría sino que la tendría cautiva y sufriendo por la pérdida de su único y verdadero amor.

— Que idioteces dice Sultana, esa es una fuerte acusación- la miró a los ojos tratando de ocultar el miedo que sentía, no podía permitir que esa mujer se sintiera ganadora de la guerra cuando todavía no empezaban ni una sola batalla real- Ibrahim Pasha podría ser ejecutado así como lo harán con Rüstem en unos minutos.

— Aunque lo niegues yo lo sé, Hürrem, sé que tienes un amorío con mi esposo.

>> Ex esposo, él no te quiere maldita loca<< Hürrem no podia evitar pensar en los mil insultos que quería gritarle a esa demente pero se mordió la lengua y sonrió.

— Las dos conocemos el sucio historial de amoríos que tiene el Pasha, tengo un gran conocimiento sobre las concubinas que han estado en su cama a escondidas- quiso reírse al ver el rostro de Hatice endurecerse por el dolor y enojo- si he estado más cerca a ese hombre no ha sido por gusto, mi vida estaba colgando en un hilo y dependía de “su esposo” mi salvación, ahora están por ejecutar al verdadero traicionero y usted me está robando el tiempo acá acusándome de algo que ni siquiera es real, todo el mundo lo sabe... Yo odio a Ibrahim Pasha y siempre será así.

Le dio un leve empujón ignorando por completo los reclamos de la Sultana, ya no quería oírla más. Sus manos temblaban y sentía que en cualquier momento se desmayaría, eran muchas emociones -principalmente negativas- en un solo día. Pero debía verlo, debía ver cómo moría ese bastardo o no se quedaría tranquila. Se ganó junto a las demás viendo por una ventana con rejillas el como sometían a Rüstem para luego simplemente como si él no importara ni lo más mínimo ser decapitado delante de su majestad y todos los demás dejándolo como un completo traidor.

— Lo siento tanto... Pero esto debía suceder para salvar a mi bebé- susurró para ella misma.

Veía como recogían sin cuidado el cuerpo de Rüstem para luego todos irse del lugar. Ella caminó rápidamente por los pasillos hasta llegar a la entrada de ese palacio, quería irse y descansar o en cualquier momento ella sería la próxima en visitar a Allah.

 

Perdón. [Hürren x Ibrahim] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora