06. ¡HEY, CAPITÁN!

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— Esto no es justo. —se quejó Kaminari con un puchero en los labios y ojos de cachorro abandonado—. Me estás humillando.

— Debe ser más rápido, no podrás robar el balón si el otro oponente es más veloz que tu.

— ¡Ten algo de piedad!

Shinso suspiro. Aveces creía que era demasiado débil ante ese mocoso.

— Bien, hagamos esto: por cada vez que me quites el balón tendras una recompensa.

— ¿La que quiera? —sus ojos brillaron con ilusión infantil.

— Si, la que sea, pero debes quitármelo sin trampas.

— Juego limpio. Entendido.

Aquel día era viernes y se encontraban nuevamente en el patio de Hitoshi practicando el robo del balón. Denki siendo aún un principiante en el basketball estaba fallando colosalmente en la misión, pero tampoco podíamos culparlo pues no era verdaderamente consiente de la diferencia entre Hitoshi y él hasta que le tocó competir contra el mayor.

Su fuerza, movimientos y velocidad era totalmente diferentes a la suya, incluso llegaba a pensar que su misión en la vida era ser humillado por Shinso Hitoshi.

— Ni siquiera debes anotar, solo quítame el balón. —repitió Shinso después del tercer intento fallido.

— Para ti es muy fácil decirlo.

— ¿Quieres hacerlo distinto? —preguntó, demasiado paciente con la negatividad del menor—. Puedo intentar quitártelo yo, es una forma de entrenar tu defensa.

— Bien, tratemos así. —recibió el balón y comenzó a botarlo, pero en menos de un minuto la pelota ya estaba en las manos del contrario—. ¡Me rindo!

— ¿No eras tú el que lloriqueaba que jamás se rendiría?

— No puedo competir contra ti, es imposible.

— Vamos, solo debes de analizar y comprender la situación; muchas veces incluso la adrenalina y el calor del juego te hacen actuar por mero impulso.

— No puedo, Toshi. —aseguró con un puchero, sentándose en el escalón de la puerta que separaba el resto de la casa con el patio.

Shinso rascó su nuca; nunca fue bueno tratando con personas tristes o desanimadas y jamás pensó ver esa actitud en él siempre sonriente niño rubio.

Conocía bien él sentimientos de sentirse insuficiente e inútil; muchas veces aún siendo el capitán del mejor equipo en su escuela y tener las mejores notas de su salón seguía sintiendo que no era suficiente. Había sufrido de acoso escolar por muchos años y había experimentado la soledad en su más cruel forma de primera mano, así que lo último que quería era que aquel niño de sonrisa brillante se sintiera tan solo e inútil como él llegó a sentirse.

Igual eso no lo hacía mejor con las personas tristes, en ese aspecto seguía siendo un asco; de hecho no sabía ni siquiera como acercarse a Kaminarie en ese momento.

Así que...

— ¿Quieres ir por un helado?

— ¿Quieres ir por un helado?

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¡HEY, CAPITÁN! -SHINKAMI-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora