22. ¡HEY, CAPITÁN!

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Denki estaba tan concentrado en la tarea de física que tardó en darse cuenta que alguien estaba sentado a su lado, para cuando lo noto, Monoma ya había dibujado varios muñequitos deformes electrocutándose en una esquina de su libreta.

— Me sorprende que aún te funcionen las neuronas, cargador portátil.

— Me sorprende que aún no te hayas envenenado con tu propio veneno, serpiente oxigenada.

Al parecer ninguno de los dos sabía iniciar una conversación de manera decente, pero con solo escuchar el inicio de una de sus típicas peleas ambos supieron que entre ellos las cosas iban mejorando .

— La física apesta.

— Claro que no, son las matemáticas las que apestan.

— La física tiene matemáticas, genio.

Denki terminó con el último ejercicio dejando caer el bolígrafo a un lado de la libreta y suspirando con alivio. Había sido más difícil de lo que pensó.

Ambos rubios se quedaron en silencio por varios minutos sin saber cómo continuar la conversación; a su alrededor la biblioteca estaba casi vacía y las pocas personas que se encontraban por ahí estaban demasiado metidas en sus propios asuntos como para prestarles atención.

Denki tenía tanto que decir pero tratándose de Monoma debería elegir las palabras correctas y la forma adecuada para expresarse, aunque jamas se atrevería a llamar al molestoso chico de la clase B un amigo -por el bien de su orgullo-, lo había llegado a conocer lo suficientemente como para saber que Neito no era una persona fácil de tratar.

Sin embargo, Kaminari jamás fue alguien que se detuviera a pensar mucho en sus palabras; siempre fue impulsivo y parlanchín, por lo cual, cuando debía detenerse a pensar antes de actuar solía tardarse un buen rato mientras repasaba cada situación y palabra en su mente; así que no fue sorpresa que fuera Monoma el primero en desesperarse y romper el silencio.

— Hitoshi me contó todo... bueno, más o menos. —explicó—. Me dijo que hablaste con él sobre la apuesta y que entiende porque lo hiciste y apoya la causa, así que si él no está molesto supongo que yo tampoco debería estarlo.

— Siento habérselos ocultado. Jamás pensé en lo mucho que podría afectar a Hitoshi siendo una carga y una pérdida de tiempo para el.

— Bueno... —el chico de ojos azules suspiro— Tal vez me excedí un poco, fui un muy rudo contigo, incluso cruel.

— Me lo merecía.

— No lo negaré.

Ambos sonrieron pequeño, sin intenciones de hacerle saber al otro lo aliviados que se sentían por la aura menos tensa que ahora los envolvía.

Monoma murmuró algo así como un "igual lo siento" en voz baja y confusa que Denki logró entender pero prefirió fingir que no lo escucho mientras el rubio cenizo fingía que jamás lo había dicho.

— Quieres mucho a Hitoshi, ¿no?

— ¿Me harás un test para averiguar si tengo corazón? —esquivo la pregunta.

— No, solo lo preguntaba por tu reacción al enterarte de la apuesta; fue muy raro verte tan enojado.

— Hablamos después de eso.

— Pero-

— Después, rata eléctrica.

— Esta bien, rubia oxigenada.

Ambos volvieron a sonreír quedándose un par de minutos en silencio.

— ¿Quieres ir a molestar a Hitoshi después de clases?

¡HEY, CAPITÁN! -SHINKAMI-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora